Durante varias noches no me he podido sustraer a la influencia de la fiesta a la que me permitió mi Dueña acompañarla. Intenté en todo momento serles útil, a todos los presentes, o al menos a los que me reclamaron para jugar conmigo a su antojo. Ella, creo que se sintió complacida de verme tan solícito, aunque algunas de las apetencias fueran de órdago, pero qué más daba, lo importante era no defraudarla, aunque si de de ser sincero, la duda me sigue corroyendo, pues no me ha manifestado nada en cuanto a su parecer. Hoy en cambio y mientras desayunaba, me ha dejado entrever que quizá vuelve a requerir mi presencia en una próxima fiesta Bdsm, cuando me ha señalado: –no te tortures más perrito. Estuviste bien, aunque debes mejorar. –Y ahí terminó su descripción. Siguió con la revista de moda y cotilleos que estaba ojeando. Unos minutos después, yo todavía a sus pies, de rodillas y con la cabeza gacha, observando y deseando lamer sus preciosos dedos recién pintados de color carmesí, la oí decir, con naturalidad: –esta noche hay cena. Con Loli y Marta. Ya sabes, unas tapitas de esas que haces con amor.
No tuve ya duda. Se siente satisfecha de mi trabajo y también de cómo me dejé manejar en la fiesta, aunque le cueste mucho reconocérmelo, pero esa actitud es propia de una Dueña y por ello también sigo venerándola con mayor intensidad que el primer día. Siempre está situada por encima de mí y a menudo pienso que quizá no sea tan fácil sostener esa actitud
dominante. En algún momento, hasta las Diosas deben sentir la tentación de parecer humanas.
Le respondí como no podía ser de otro modo, con un humilde: –así lo haré Señora.
Esta vez me avisaba con tiempo y por tanto no podía fallarle. Comencé a barruntar con que propuestas podía deleitarles la cena.
Cuando salió de la cocina, me levanté. Lo primero, comprobar qué hacía falta. Saldría de compras, pero entonces fue Ella la que programó el día.
-Me acompañas a Barcelona, y allí compras lo que precises.
No tiene reparo en que la vea recién levantada de la cama, y tampoco desnuda, que en esta época ya calurosa del año es como en constantes ocasiones suele pasear por el interior de su casa. Y ello me complace, ambas actitudes y presencias, pues es señal de que no me considera más allá de su esclavo y tampoco siente desconfianza por si algún día me volviera loco y se me ocurriera traicionarla, en cualquier perverso modo que pudiera perjudicarla. Me siento feliz, sabiendo lo que soy para Ella y aunque a algunas personas les pueda parecer una monstruosidad, yo sigo siendo uno de los más satisfechos mortales. Y esto viene a cuento por Marta, una de las invitadas de esta noche. Me odia, o mejor dicho, odia lo que significo para mi Dueña. Creo que en realidad está celosa del tiempo que disfruto en su presencia, pues aunque se confiese hetero, creo que está enamorada de mi Diosa y por ello quizá le gustaría a ella ejercer de esclava de Nefer. Por tanto, me concentraré en complacer los gustos de mi Dueña y de Loli, que siempre comenta con simpatía que soy una mascota apreciable, una como a ella le gustaría poseer, porque
intentar acertar con Marta, misión imposible, aunque lo que no puedo dejar de esperar esta noche, van a ser sus puyas y maltratos, ya que suele encapricharse de mis partes más sensibles, para castigarlas con pinzas y cualquier artilugio que crea me va a hacer sentir más placenteramente como masoquista, aunque sabe que no lo soy y por ello me deleita con sus impiedades, aunque siempre con el consentimiento de mi Dueña, por tanto, a apechugar, porque sarna con gusto, no pica.
De nuevo se cumplieron mis vaticinios. A mi Dueña y Loli, les gustó todo lo que con amor y fantasía preparé. Para Marta, todo composiciones en las que basar sus críticas. Naturalmente tuve que aceptarlas pinzados mis pezones, escroto y pene con pinzas japonesas, aunque mi Dueña escondió al regresar de Barcelona, las más dolorosas. Marta que no sabe mucho de bdsm, ni se dio cuenta. Para ello tuvo que solicitar a mi Dueña que me ordenara despojarme del cb6000, para “putearlo aún más, por no haber sabido complacerme con la cena”. Mi Dueña no se opuso, pues le gusta verme en situaciones y ante personas, controvertidas, y así tenerme siempre en vilo y mejorando la aceptación de mi rol. Por otro lado a Loli, no le impidió que como siempre jugara conmigo como si realmente fuera su mascota. Siempre que me ha visto lo ha expresado, daba igual estuviera en un u otro lugar y ante cualquier persona, aunque no fuera proclive a ese mundo.
-No me gustan los perros de cuatro patas, pero si algún día tu Dueña quiere venderte, yo te comparé, pues eres el perro que siempre he querido tener, desde pequeñita. –Y entonces suele tratarme como a tal, forzando todo tipo de travesuras. Por ejemplo, me muestra una galleta
entera o sólo un trozo y me he de colocar erecto, apoyándome sobre el suelo con las rodillas y los brazos levantados y doblados como si fuera un verdadero can, abrir la boca y mantenerla abierta hasta que ella se digna lanzar el premio al aire. Si no lo cojo y me cae al suelo, debo recogerlo con la lengua y luego acercarle mi rostro, para que lo abofetee al tiempo que indica: –pero que mal entrenado estás, chuchito mío. Con lo que yo te quiero. –Y entonces me vuelve a abofetear, aunque siempre son cachetes sin fuerza, pero con grandes dosis de humillación. Bien, lo serían para cualquier otro, pero en cuanto observo el semblante de mi Dueña, completamente complacida, me parecen regalos de mi Diosa, aunque sean ejecutados por una de sus acólitas, pues aunque Loli no lo sepa y jamás pienso decírselo, así la veo, una seguidora de la religión en la que mi Dueña no sólo es la Sumo Sacerdote, es la Diosa.
Pues bien, esta noche sólo ha tenido un hecho diferencial. El comentario de mi Dueña a sus amigas. No tardará mucho en abrir un salón de relax. Cambiará su Templo por otra actividad, en la que Ella ya no ejercerá, será la empresaria. Me alegro, últimamente estaba necesitando retomar la actividad siendo Ella la única Dueña, pues el trabajo en el que ha estado empleada no acababa de llenarla, sobre todo porque no era la propietaria y ya se sabe, cuando una ha nacido para poseer, cualquier otra cosa le parece menor. La Diosa Nefer ha nacido para que todo y todos los que le rodean, se plieguen a sus órdenes y le acaben cediendo la propiedad de sus vidas y sus otras pertenencias y en este negocio, así será, ya que estoy convencido que al igual que sucede con Marta, que como ya he mencionado, creo que aspira a pertenecerle, lo mismo les ocurrirá a todas
las personas que se vinculen a esa actividad. Más tarde o más temprano no podrán vivir sin Ella. Y sé perfectamente de lo que hablo. Y a diferencia de Marta, a mí no me preocupa que otros y otras sientan la misma fe que yo, al contrario, me siento feliz cuando advierto que su influjo llega mucho más lejos de lo que significó y significa para un humilde esclavo como yo. Es una de las primeras cosas que tuve claras, por encima de mi bienestar y felicidad, siempre antepondré la suya y me siento orgulloso de llevarlo a la práctica desde hace ya ocho meses, pero aún me siento más fuerte para seguir en esa senda, hasta que Ella lo decida. Por eso mismo, bienvenidas sean las martas que quieran putearme o las lolis que quieran tratarme como a su mascota preferida, mientras mi Dueña lo quiera y le complazca, en mi tendrá un ejecutor leal y eficiente de todos sus caprichos, da igual a través de quién me los proponga.