jueves, 28 de agosto de 2014

Un Paseo en compañia

La Reina Nefer



Desde hace años he mantenido que admirar y amar a alguien que te humilla habitualmente por placer o convenio, puede ser posible e incluso satisfactorio, para el humillador y el humillado y la prueba palmaria de lo que acabo de manifestar y sostener, soy yo y por supuesto la persona a la que pertenezco, mi Dueña, la Diosa que guía mis pasos desde hace ya varios meses. No me importa en absoluto en qué modo se le ocurra practicar ese deporte que a Ella tanto le place, en realidad lo espero como agua de mayo, pues lo necesito y sobre todo preciso observar su felicidad cuando experimenta esa gratificante sensación, estando solos o ante un grupo de seres, ya sean libres o tan sumisos o esclavos como yo.
Y precisamente el domingo pasado volví a vivir una espléndida jornada.
A mi Dueña, le gusta caminar por el campo, hacer largas caminatas entre paisajes montañosos, excursiones de varias horas y ese día decidió que fuéramos a dar un extenso paseo por las montañas de Montserrat. A última hora, se añadió su amiga y socia en su actual negocio. En absoluto mostré mi decepción, es algo que cada día manejo mejor, aceptar sus decisiones con alegría, aunque en este caso y teniendo en cuenta la sorpresa que pensaba ofrecerle…
Nos dirigimos en busca de la amiga, conduciendo yo, como es costumbre, disfrutando de la cercanía que me otorga mi Dueña cuando se acomoda junto a mí. Percibir su aroma durante un trayecto más largo de lo habitual, es algo que me insufla vida, supongo que una sensación
parecida a la que tienen los enfermos de dolor cuando la enfermera les inyecta el necesario calmante.
Cuando recogimos a la pasajera, observé que ambas se complementan, pues la alegría que mostraron me pareció sincera. Sé por experiencia que no es fácil mantener la amistad cuando además se comparten asuntos de negocio. Para mi fortuna, mi Dueña decidió seguir sentada en la parte delantera y aunque vestía tejanos y una camiseta de tirantes, adivinaba bajo la ropa ese maravilloso cuerpo que tantas veces me ha permitido masajear, siempre con el cinturón de castidad constriñendo mis más bajos instintos, igual que lo portaría durante aquella salida. No obstante y mientras Ellas conversaban sobre los detalles de la semana, yo seguí inmerso en conducir y en imaginar la expresión de mi Dueña cuando llegara el momento de ofrecerle mi regalo.

Durante la caminata, fui como debe ser, el portador de sus mochilas, proveyéndolas de agua o comida en cuanto me hacían una leve indicación. Luego y sobre una planicie con preciosas vistas del Llobregat y los montes aledaños, dispuse el picnic: tortilla de patatas, carne rebozada y fruta. Yo naturalmente me mantuve en silencio, prácticamente al margen, esperando los momentos en que mi Dueña o su socia me indicaban que podía comer lo que Ellas ya no deseaban. Lo hacía lo mejor que podía procurando no ponerlas en evidencia ante el gran número de transeúntes que paseaba o se apostaba en aquel lugar, igual que lo haría un perro de cuatro patas bien educado. Sin embargo, un par de mujeres de más de cuarenta, percibieron que aquel hombre que acompañaba a las
dos jóvenes y hermosas mujeres ofrecía una conducta cuanto menos, extravagante. Por fin una de ellas, supuse que la más atrevida y quizá también empujada por el vino que había sorbido de una bota que portaban, se acercó hasta mi Dueña y sin ningún reparo le preguntó: –perdona. ¿Es vuestro esclavo?
Mi Dueña la observó con cierta displicencia, pero creo que de inmediato se topó con una nueva oportunidad de humillarme y ante público variado y distinto del habitual.
-¿Por qué lo preguntas? ¿Has visto su chapa?
Era cierto, siempre porto el collar con la chapa identificativa de mi condición, grabadas: la palabra slave, acompañada del término, property of D.N.
No lo dudé, me acerqué hasta mi Dueña, previendo que actuara como lo hizo. La tomó y se la mostró a la curiosa y a la vez sorprendida mujer.
Ésta no tuvo más que añadir que: –pues te felicito. Es lo que siempre he deseado poseer.
Una seña de mi Dueña hizo que me alejara del diálogo que iniciaron entonces, las cuatro mujeres. Opté por una distancia apropiada, para que no les molestara ni mi presencia ni pudieran sentirse fisgoneadas, pero entonces mi Dueña me hizo un gesto que interpreté de inmediato, quería tenerme cerca, para que oyera la conversación.
A pesar de intentarlo las dos mujeres, sobre todo la más lanzada, no me sentí en ningún momento humillado por sus hirientes comentarios, al contrario, me sentí feliz, animado, henchido de gozo de percibir como mi Dueña era envidiada por aquellas dos poco atractivas maduras.
Aquello duró hasta que mi Dueña dispuso concluirlo, sin aceptar la invitación de las dos mujeres a seguir la marcha en grupo. Había tenido suficiente y ahora deseaba soledad, una necesidad que mi Dueña tiene a menudo, aislarse de los que considera no le aportan más que curiosidad, en ocasiones sana, la mayoría, del todo insana. Utilizó para liberarse de ellas con educación, la vieja táctica. Preguntadas por la dirección que iban a tomar, Ella les indicó que se dirigía hacia la contraria.
Mientras nos alejamos, comencé a preparar el modo en que la abordaría para ofrecerle mi regalo sorpresa.
Llegamos hasta una ermita y en unos bancos de piedra sobre los que Ellas se acomodaron, no exentos de más excursionistas, me acerqué más de lo convenido y le susurré: –Señora, tengo una sorpresa para Usted. –Me miró con la misma expresión que una hora antes había empleado con las dos curiosas mujeres. Supuse que me daba autorización para expresarme. –He preparado un relato, para leérselo aquí. Creo que le va a gustar.
-¿Es largo?
-No Señora y estoy seguro, será de su agrado.
Le mostré entonces los dibujos que una de mis antiguas amigas dibujantes había preparado según mis indicaciones. En él se veía a la Reina Nefer y al malvado Uro. Fui a explicarle, pero Ella me lo impidió.
-¿Quién ha dibujado esto?
La forma en que me preguntó me hizo temer el castigo, pero intuí que probablemente sería leve pues estaba seguro que le habían gustado
ambos personajes. La Reina, con su propio rostro y fisonomía, y el malvado con el de la vecina pero enmarcado en el de un diablo macho.
-Una amiga, Señora.
-¿Y cuándo lo ha hecho?
No tuve más remedio, le ofrecí toda clase de explicaciones ya con su socia junto a Ella y atenta también a seguirlas.
“Cuando supe que este domingo deseaba ir de excursión me puse en marcha. Hacía tiempo que quería obsequiarla con un relato fantástico en el que naturalmente Usted tendría todo el protagonismo. Pero pronto llegué a la conclusión que debía atreverme a ir un poco más allá. Tras idear el entorno en el que iba a enmarcarlo, un mundo dual en el que dos reinos se disputaban la hegemonía, uno regentado por Nefer, la reina que gobernaba sobre las mujeres amazonas y con los hombres del reino, plegados a su condición de esclavos y otro por el malvado Uro, rey de los perversos luchadores machos uronianos y en el que las mujeres provendrían exclusivamente de sus correrías y razias por el reino neperiano y que tras raptarlas las convertían en esclavas, decidí que debía ser más ambicioso en el obsequio. Hablaría con un antiguo conocido, que ahora posee una empresa de videojuegos y le propondría que elaborara uno para móviles, tabletts y ordenadores. Sé que a Usted le gustan mucho y a él le pareció colosal el argumento, pero me hacía falta diseñar los personajes y por ello me puse en contacto con esa vieja amiga diseñadora. Le pedí que los rostros de ambos personajes principales fueran el suyo Señora, y el de su vecina, pero el de ella con rasgos masculinizados. De todos modos aún no le he entregado a mi
conocido, los dibujos que le acabo de mostrar a Usted a pesar de que me insiste a diario pues está entusiasmado con el proyecto. Esperaba su autorización Señora. Pensaba que si le leía el primer capítulo de la historia, quizá la obtendría y entonces sería Usted la que aparecería en escena para negociar la propiedad del juego, pues mi trabajo ya le pertenece totalmente”.
Me observó, creo que disgustada. Luego se miraron ambas. En la expresión de la amiga adiviné cierta envidia. Probablemente aquel gesto, iba a ir en detrimento de mi único objetivo: satisfacer a mi Dueña con el ambicioso proyecto. Por fin expresó su opinión.
-Verás esclavo. Ya sabes que me gusta que escribas para mí, sólo para mí, pero te has excedido, has mantenido contactos con externos a mis espaldas y no una vez, muchas y aunque tu objetivo pueda llegar a calificarlo de loable, has incumplido una de tus obligaciones como esclavo portador de mi collar, comunicarte con ajenos sin mi autorización, a escondidas. Tendría que expulsarte ipso facto de mi lado y creo que lo voy a hacer.
Me cayó el mundo encima, pero no podía acrecentar su enfado con nada, por tanto me quedé como congelado, inmóvil, esperando de la compasión que sé posee mi Dueña, su perdón o cuanto menos algún modo de resarcirla por mi negligencia. Deseaba que al menos accediera a oír el relato que había construido con tanto esmero y devoción. Cuando oí a su amiga indicárselo, pensé que era el único asidero que me podría permitir no hundirme para siempre en el pozo de la amargura. Rogué en aquel instante a todos los dioses, pasados, presentes y futuros para que las
palabras de su socia hicieran mella en mi Dueña, pues estaba seguro que si accedía a oírme la narración, conseguiría desterrar de su cabeza la idea de repudiarme como esclavo. Estaba dispuesto a aceptar cualquier otro castigo, pero alejarme de Ella…

(continuará)

jueves, 10 de julio de 2014

Una cena inesperada

Durante varias noches no me he podido sustraer a la influencia de la fiesta a la que me permitió mi Dueña acompañarla. Intenté en todo momento serles útil, a todos los presentes, o al menos a los que me reclamaron para jugar conmigo a su antojo. Ella, creo que se sintió complacida de verme tan solícito, aunque algunas de las apetencias fueran de órdago, pero qué más daba, lo importante era no defraudarla, aunque si de de ser sincero, la duda me sigue corroyendo, pues no me ha manifestado nada en cuanto a su parecer. Hoy en cambio y mientras desayunaba, me ha dejado entrever que quizá vuelve a requerir mi presencia en una próxima fiesta Bdsm, cuando me ha señalado: –no te tortures más perrito. Estuviste bien, aunque debes mejorar. –Y ahí terminó su descripción. Siguió con la revista de moda y cotilleos que estaba ojeando. Unos minutos después, yo todavía a sus pies, de rodillas y con la cabeza gacha, observando y deseando lamer sus preciosos dedos recién pintados de color carmesí, la oí decir, con naturalidad: –esta noche hay cena. Con Loli y Marta. Ya sabes, unas tapitas de esas que haces con amor.
No tuve ya duda. Se siente satisfecha de mi trabajo y también de cómo me dejé manejar en la fiesta, aunque le cueste mucho reconocérmelo, pero esa actitud es propia de una Dueña y por ello también sigo venerándola con mayor intensidad que el primer día. Siempre está situada por encima de mí y a menudo pienso que quizá no sea tan fácil sostener esa actitud
dominante. En algún momento, hasta las Diosas deben sentir la tentación de parecer humanas.
Le respondí como no podía ser de otro modo, con un humilde: –así lo haré Señora.
Esta vez me avisaba con tiempo y por tanto no podía fallarle. Comencé a barruntar con que propuestas podía deleitarles la cena.
Cuando salió de la cocina, me levanté. Lo primero, comprobar qué hacía falta. Saldría de compras, pero entonces fue Ella la que programó el día.
-Me acompañas a Barcelona, y allí compras lo que precises.
No tiene reparo en que la vea recién levantada de la cama, y tampoco desnuda, que en esta época ya calurosa del año es como en constantes ocasiones suele pasear por el interior de su casa. Y ello me complace, ambas actitudes y presencias, pues es señal de que no me considera más allá de su esclavo y tampoco siente desconfianza por si algún día me volviera loco y se me ocurriera traicionarla, en cualquier perverso modo que pudiera perjudicarla. Me siento feliz, sabiendo lo que soy para Ella y aunque a algunas personas les pueda parecer una monstruosidad, yo sigo siendo uno de los más satisfechos mortales. Y esto viene a cuento por Marta, una de las invitadas de esta noche. Me odia, o mejor dicho, odia lo que significo para mi Dueña. Creo que en realidad está celosa del tiempo que disfruto en su presencia, pues aunque se confiese hetero, creo que está enamorada de mi Diosa y por ello quizá le gustaría a ella ejercer de esclava de Nefer. Por tanto, me concentraré en complacer los gustos de mi Dueña y de Loli, que siempre comenta con simpatía que soy una mascota apreciable, una como a ella le gustaría poseer, porque
intentar acertar con Marta, misión imposible, aunque lo que no puedo dejar de esperar esta noche, van a ser sus puyas y maltratos, ya que suele encapricharse de mis partes más sensibles, para castigarlas con pinzas y cualquier artilugio que crea me va a hacer sentir más placenteramente como masoquista, aunque sabe que no lo soy y por ello me deleita con sus impiedades, aunque siempre con el consentimiento de mi Dueña, por tanto, a apechugar, porque sarna con gusto, no pica.
De nuevo se cumplieron mis vaticinios. A mi Dueña y Loli, les gustó todo lo que con amor y fantasía preparé. Para Marta, todo composiciones en las que basar sus críticas. Naturalmente tuve que aceptarlas pinzados mis pezones, escroto y pene con pinzas japonesas, aunque mi Dueña escondió al regresar de Barcelona, las más dolorosas. Marta que no sabe mucho de bdsm, ni se dio cuenta. Para ello tuvo que solicitar a mi Dueña que me ordenara despojarme del cb6000, para “putearlo aún más, por no haber sabido complacerme con la cena”. Mi Dueña no se opuso, pues le gusta verme en situaciones y ante personas, controvertidas, y así tenerme siempre en vilo y mejorando la aceptación de mi rol. Por otro lado a Loli, no le impidió que como siempre jugara conmigo como si realmente fuera su mascota. Siempre que me ha visto lo ha expresado, daba igual estuviera en un u otro lugar y ante cualquier persona, aunque no fuera proclive a ese mundo.
-No me gustan los perros de cuatro patas, pero si algún día tu Dueña quiere venderte, yo te comparé, pues eres el perro que siempre he querido tener, desde pequeñita. –Y entonces suele tratarme como a tal, forzando todo tipo de travesuras. Por ejemplo, me muestra una galleta
entera o sólo un trozo y me he de colocar erecto, apoyándome sobre el suelo con las rodillas y los brazos levantados y doblados como si fuera un verdadero can, abrir la boca y mantenerla abierta hasta que ella se digna lanzar el premio al aire. Si no lo cojo y me cae al suelo, debo recogerlo con la lengua y luego acercarle mi rostro, para que lo abofetee al tiempo que indica: –pero que mal entrenado estás, chuchito mío. Con lo que yo te quiero. –Y entonces me vuelve a abofetear, aunque siempre son cachetes sin fuerza, pero con grandes dosis de humillación. Bien, lo serían para cualquier otro, pero en cuanto observo el semblante de mi Dueña, completamente complacida, me parecen regalos de mi Diosa, aunque sean ejecutados por una de sus acólitas, pues aunque Loli no lo sepa y jamás pienso decírselo, así la veo, una seguidora de la religión en la que mi Dueña no sólo es la Sumo Sacerdote, es la Diosa.
Pues bien, esta noche sólo ha tenido un hecho diferencial. El comentario de mi Dueña a sus amigas. No tardará mucho en abrir un salón de relax. Cambiará su Templo por otra actividad, en la que Ella ya no ejercerá, será la empresaria. Me alegro, últimamente estaba necesitando retomar la actividad siendo Ella la única Dueña, pues el trabajo en el que ha estado empleada no acababa de llenarla, sobre todo porque no era la propietaria y ya se sabe, cuando una ha nacido para poseer, cualquier otra cosa le parece menor. La Diosa Nefer ha nacido para que todo y todos los que le rodean, se plieguen a sus órdenes y le acaben cediendo la propiedad de sus vidas y sus otras pertenencias y en este negocio, así será, ya que estoy convencido que al igual que sucede con Marta, que como ya he mencionado, creo que aspira a pertenecerle, lo mismo les ocurrirá a todas
las personas que se vinculen a esa actividad. Más tarde o más temprano no podrán vivir sin Ella. Y sé perfectamente de lo que hablo. Y a diferencia de Marta, a mí no me preocupa que otros y otras sientan la misma fe que yo, al contrario, me siento feliz cuando advierto que su influjo llega mucho más lejos de lo que significó y significa para un humilde esclavo como yo. Es una de las primeras cosas que tuve claras, por encima de mi bienestar y felicidad, siempre antepondré la suya y me siento orgulloso de llevarlo a la práctica desde hace ya ocho meses, pero aún me siento más fuerte para seguir en esa senda, hasta que Ella lo decida. Por eso mismo, bienvenidas sean las martas que quieran putearme o las lolis que quieran tratarme como a su mascota preferida, mientras mi Dueña lo quiera y le complazca, en mi tendrá un ejecutor leal y eficiente de todos sus caprichos, da igual a través de quién me los proponga.

jueves, 29 de mayo de 2014

Sentimientos agridulces

Hoy al dormirme, lo he hecho con un sentimiento agridulce en mi corazón de esclavo, pues a pesar de que sigo ganándome la confianza de mi Dueña, precisamente como consecuencia del factor que me lo ha  confirmado, he entristecido aunque evitando que Ella lo percibiera. Me explicaré. Ya hace un par de meses que me permitió por primera vez dormir junto a Ella, en su habitación, aunque naturalmente en la jaula que se trajo de su Templo cuando decidió tomarse un tiempo que calificó como necesario para su higiene mental. Puedo entre las rejas, seguir sus en ocasiones dulces sueños y en otras, como desde hace un par de noches, su intranquilo descansar. Más adelante, hará ya un mes, me ofreció a su amigo guionista y director de películas sado-maso para que me utilizara como sumiso en su último rodaje. A tenor de la satisfacción de mi Dueña, el día en que me devolvió a ella su amigo y sobre todo al manifestarle que en contra de lo que había supuesto, me había comportado como un encomiable actor masoquista, percibí que su confianza en mí, iba en aumento. Pues bien, esta noche, cuando ha regresado agotada de su trabajo, me ha confirmado que a partir de ahora me permitirá manejar su facebook, twitter y blog, aunque ha apostillado de inmediato, “siempre que así te lo ordene, esclavo”. Me ha hecho enormemente feliz esa nueva muestra de confianza en mí, su esclavo 24/7. Pero lo que ha significado que me sintiera infeliz al instante se ha producido cuando me ha indicado el primer comunicado que ha querido colgar tanto en Fb como en Tw. Me lo ha dictado dejándome bien claro
que debía incorporarlo tal y como me lo había trasladado, sin “ni un punto ni una coma de más o de menos, esclavo”. Rezaba: “Tantos enamorados que no están juntos y tantas personas juntas que no están enamoradas”. 
Y ese mensaje, tan clarividente, me ha llenado de tristeza. Es obvio que algo en su corazón la está perturbando y no puede ser otra causa que el amor. Me temo además que ese sentimiento tan puro, que desde hace meses me hace vivir en la felicidad más extrema al pertenecerle y comprobar cómo hace uso diario de su propiedad, la tiene atenazada, entristecida. Probablemente no se siente correspondida, aunque para mí sea difícil entender que alguien, -sea quien sea-, a quién ella haya querido dedicar su atención, no sea capaz de corresponderla con su propia vida. Quizá lo que ocurre es que esa otra persona no posee la libertad para expresárselo o para dedicarle todo el tiempo que una Diosa como Ella merece. Y esa tristeza en forma de adversa e incomprensible lejanía de la persona que la tiene enamorada, la está perjudicando y verlo y sentirlo tan de cerca, anula por completo la felicidad que pertenecerle me regala de continuo, ya que no entiendo que un esclavo pueda sentirse feliz si su Dueña no lo es, aunque el motivo sea por no gozar del amor de otra persona. Espero que ese otro ser, sea libre, ya que si se tratara de otro sumiso, -candidato a esclavo-, seguiría mi sentimiento agridulce, pero amplificado. Por un lado, estaría asistiendo con gozo a que Ella alcanzara su deseo, inmensa felicidad para mí en cuanto lo concretara y por otro al alcanzarlo, significaría que acabaría prescindiendo de mí como esclavo. Por tanto deseo con locura que esa persona por la que está sufriendo mi Dueña, sea un ser libre, para que cuando ese ser perciba todo lo que la
Diosa Nefer puede significar en su vida, rectifique y se pliegue a hacerla feliz de igual a igual. Con ello espero, que yo siga pareciéndole útil como esclavo, no únicamente a Ella, también a Él, pues supongo que no desestimará compartir sus propiedades con su amor. Le he escrito, -como hago de continuo con relatos para entretenerla-, pero esta vez en secreto, estos pensamientos, para que si algún día en su tristeza, decide echar mano de mí y de mis escritos y de mis opiniones o de mi aliento, se lo pueda leer como tantas otras veces, a sus pies, de rodillas y desnudo, ataviado únicamente con el collar con el que me aceptó de por vida, y los atalajes de esclavo que siempre porto con orgullo: tobilleras, muñequeras y cinturón de castidad. 
Quizá en algún instante, pueda releérselo a ambos, a Ella magnificente y ya feliz y a Él, entregado con sinceridad a su nueva deidad, la misma Diosa a la que pertenezco y amo con amor de esclavo, dispuesto a aceptar cualquier decisión que emane de Ella.  

martes, 10 de diciembre de 2013

El Reto

-¿Estás seguro que éste podrá hacerlo? No lo veo muy capaz de soportarlo.
El éste al que se refería Sancho, -el amigo de mi Dueña, director y productor de cine bdsm-, era yo, que en aquel momento les estaba sirviendo el té en el salón de casa de la DIOSA. Conversaban distendidamente como si no existiera y lo hacían para cuestionar, -el director-, mi capacidad para soportar el dolor que debería sufrir en la filmación y ELLA para rebatirle sus dudas. Su respuesta fue palmaria.
-Ya sabe que si no me complace, dejará de pertenecerme. Por tanto no dudes más de su fortaleza.
Sancho no se dejaba convencer con facilidad.
-Pero si me dijiste que no es masoquista. Que no soporta altos niveles de dolor y ya sabes, en el guión lo dejo claro, quiero hacer una película muy realista, que no albergue dudas. La sumisa que he seleccionado es una masoquista de primera y no me puedo permitir que el macho sea remilgado.
Mi Dueña no parecía dudar de mis posibilidades, incluso se atrevió a retarlo.
-Ya te lo dije. Puedes hacer con él lo que te plazca, siempre que no lo mates, naturalmente.
Era obvio que mi Dueña confía en mí mucho más de lo que yo lo estaba haciendo en aquel estrafalario personaje y su propuesta de película. Mi
Dueña me había permitido leer algunas de las escenas y mi protagonismo en ellas tendría que ser muy doloroso.
Tras sorber su té un par de veces, ELLA exhortó a su amigo a que me pusiera a prueba. Lo hizo tras mencionar que cederme era la forma en que le pagaría la deuda que al parecer había contraído con el director años antes.
Él siguió insistiendo, esta vez con argumentos.
-Pero si tiene ya una edad y además, aquí no dispongo de los artilugios necesarios para hacerle la prueba.
ELLA sonrió. Fue una expresión que me hizo temer lo peor. Por entonces yo permanecía de rodillas e inmóvil a su lado. La cabeza gacha y las orejas bien abiertas, asimilando las tibias, pero al fin y al cabo evidentes lamentaciones del director.
-Por cierto, ¿ya has decidido dónde vas a rodar los interiores?
Sancho afirmó. El Fetish Café de Dómina Zara sería el lugar en el que debería dejarme hacer…
-Así, ¿no hay inconveniente en que lo marque a fuego y le horaden los pezones en vivo?
-Lo dicho cariño. Está a tu completa disposición. Y si te apetece en la escena treinta y cuatro, colocarle un Príncipe Alberto, pues adelante, puedes hacerlo.
El director desechó la propuesta. Al parecer ese tipo de inserto en el pene precisa de anestesia y no contaba con suficiente presupuesto, aunque más tarde lo justificó con que no quería en el equipo nadie ajeno al bdsm y…: –no conozco a ningún anestesista que sea aficionado.
Entre ambos, estaban logrando estremecerme. Mi Dueña lo percibió y fue entonces cuando decidió derivar la conversación hacia los otros protagonistas.
-Me parece que has elegido bien. Me refiero a las Dóminas.
-¿Las conoces?
Mi Dueña afirmó al tiempo que Sancho mostraba su taza. Me apresuré a servirle más té. Luego volví a mi lugar y en igual posición. No parecía sentirse incomodado por mi desnudez total, excluyendo las tobilleras y muñequeras, el cb6000 y el collar.
-Ya sabes que hubiera preferido que una de ellas fueras tú, pero al negarte, he tenido que servirme de ellas. Por cierto, dame tu sincera opinión.
Mi Dueña le reiteró que creía que podían, bajo su inteligente dirección, asumir perfectamente los roles que tenían descritos en el guión. ELLA lo había leído al completo e incluso le había sugerido a Sancho algunos cambios. De hecho fue ELLA quién le aconsejó la escena de pony-boy. Yo tiraría del carruaje en el que pasearían las dos Dóminas y la sumisa Aisha iría por delante, engalanada como una pony-girl pero dejándome a mí todo el esfuerzo de tracción.
Fue en ese punto que Sancho me hizo una seña para que me acercara. Obedecí y cuando me tuvo a mano me estrujó con gran fuerza, el pezón derecho. Estuve a punto de gritar, pero de soslayo observé el rostro de mi Dueña. Su severa expresión me dio la fuerza suficiente para no hacerlo.
-Me gusta torturar los pezones de las esclavas. Ya lo sabes.
Mi Dueña lo animó a seguir con el suplicio.
-¿Quieres que te traiga unas pinzas japonesas? –No esperó a la respuesta del director.
-Tú, perro, tráele al señor director los juguetitos que tanto te gustan.
Mi Dueña sabe que las odio, no obstante si ELLA desea verme sufrir gracias a esos juguetitos, pues sufriré hasta que ELLA se canse.
Me acerqué a cuatro patas y con las pinzas en la boca. El director casi me arranca los dientes al tirar de ellas con rudeza. No se abstuvo de comentar: –quizá sí que voy a poder contar con una buena pareja de ardorosos masoquistas. Pero… –y entonces se dirigió a mi Dueña –…me deberás otra, pues me habrás prestado un carcamal nada masoquista y te devolveré un ejemplar digno de presentar a los concursos más hard. Por tanto si ganas el siguiente certamen, tendrás que agradecérmelo.
-¿Ah sí? ¿Y cómo?
-Pues dedicándome tu tiempo para que escribamos juntos el siguiente guión.
Fue entonces cuando mi AMA presumió de poseer un esclavo escritor. Me sorprendió, que lo hiciera y que Sancho no supiera que escribía para ELLA. ¿No había leído su libro? Y si lo había leído, ¿no se había interesado por el autor? Mi perplejidad era tal que no percibí las rudas manos del director colocándome sin ninguna delicadeza las pinzas japonesas. Fue cuando me abofeteó cuando sentí el dolor.
-Quiero pedirte que lo tengas así toda la noche. ¿Es posible?
Mi Dueña asintió y aún añadió en tono irónico: – ¿alguna petición más, señor director?
-Me gustaría que…
Cuando se detuvo, quizá dubitativo, mi Dueña tomó la iniciativa.
-Quieres saber si resiste un buen strapon, ¿no? Pues no sufras. Esta noche dormirá enjaulado, con las pinzas estrujándole los pezones y un buen consolador en su trasero. Y eso de dormir, es un decir.
Todavía fue más lejos aquel sádico director de cine al que mi Dueña me estaba entregando.
-¿Podrías estrujarle los huevos con un humbler?
-Si me lo pides de rodillas, me lo pensaré.
Aquella respuesta de mi Dueña me pareció colosal. Me olvidé en aquel instante por completo que el ser que iba a sufrir todas aquellas torturas no era otro que el esclavo escritor de DIOSA NEFER, es decir, un servidor. De todas formas, era lo justo. Aquel creador artístico también ejercía de Jefe de Casting y por tanto era lógico que quisiera poner a prueba a su nueva estrella. No contaría con especialistas que me suplantaran en las escenas de riesgo, por tanto era natural que no sólo me probara desde un punto de vista interpretativo, también tenía que estar a la altura en las secuencias violentas. Creo que él, pero fundamentalmente la única persona que me interesa de este mundo, estuvieron de acuerdo en que podían confiarme la responsabilidad de sufrir realistamente todas las vejaciones, torturas y suplicios que aquel sádico había imaginado para su actor masoquista.
ELLA me confesó, poco antes de quedar dormida, que se sentía orgullosa de mí. Fue maravilloso oírselo. Por mi cuerpo, en lugar de sentir todo el dolor al que estaba siendo sometido, corrió una energía parecida al placer más esplendoroso. ELLA lo percibió y por dicho motivo creyó que ya
tenía suficiente. Me ordenó que saliera de la jaula, -ya que no la había cerrado-, que me desprendiera de las pinzas, del strapon y del humbler y me colocara a sus pies, pero sobre la cama.
-Velarás mi sueño. Pero procura que no tenga que arrepentirme.
-Jamás SEÑORA –le respondí, trémulo y tiritando de los nervios que me atenazaban.
Me esforzaría para que la película fuera del agrado del director, pero sobre todo de la DIOSA que me da vida y ha creído que podía serle útil como actor masoquista.




A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Que es la dominación financiera?

La dominación financiera esta muy extendido en países anglosajones: Inglaterra, EEUU, Alemania y no tanto en los países mediterráneos como en España. Para aquellos de vosotros que no sepais de qué se trata aqui va una breve descripción:
La dominación financiera es cuando hombres sumiso y esclavos, pagan o tributan en dinero o mediante regalos a una mujer dominante. El fetichismo se genera en la necesidad de ser controlados de todas las maneras. Dominación financiera pura es cuando un esclavo tributa por su propia voluntad sin esperar nada a cambio. Muchas veces, la Domina humilla a su esclavo mientras tributa.
Muchos esclavos financieros tributan sobre una base mensual, semanal o incluso diaria, así como le compran regalos a su Señora cuando esta se lo reclama o simplemente cuando lo consideran necesario. Muchas veces un esclavo financiero adoptará alguna factura de su Señora y la pagará cada mes por Ella. Ej: telefono móvil, peluquería, alquiler, etc
El esclavo financiero desea que su Diosa y Señora viva como una Princesa o una Reina mientras que él está obligado a realizar sacrifcios financieros para llegar a final de mes. El esclavo financiero verdaderamente ve a su Señora como una Princesa o Diosa y la alaba como tal.
En ocasiones la dominación financiera esta ligada al fetisch del chantaje. El fetichismo del chantaje (es uno de mis favoritos) trae al esclavo en mayor sumisión ya que obliga al esclavo a tributar a su Ama bajo el riesgo de que sino lo hace Ella utilizará la información sensible (correo de su jefe, telefono de su mujer, etc) y mediante la publicación de fotos humillantes. Muchas veces hay un contrato de chantaje asi el Ama queda cubierta legalmente.
También hay esclavos que se endeudan por su Ama firmando un contrato de préstamo a su favor y pagandole de forma obligatoria una cantidad.
Como veis hay muchas formas de desarrollar esta fantasía y a mi me gustan todas. Para mí el BDSM no se entiende sin la dominación financiera. Al final el mundo lo mueven el sexo y el dinero y darme tu dinero es la mejor forma que tienes para demostrarme que realmente eres mi esclavo.
Los esclavos en la antigüedad trabajaban para sus Amos y así debes hacerlo tu para mi.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Una nueva semana (Lo que más importa es su felicidad)

Ya era jueves y estaba trasteando en la cocina procurando no hacer ruido que pudiera despertar a mi DUEÑA. Faltaba más de media hora para apostarme de rodillas junto a su cama esperando que abriera los ojos o en su defecto despertarla. De forma nada habitual apareció en la cocina. Al sentir su presencia, -su aroma me es inconfundible-, me postré a sus pies. ELLA se acomodó en una de las banquetas de la cocina. Estaba preciosa enfundada en su batín de seda negra. Me pidió un vaso de agua. Se lo ofrecí y tras beber ligeramente me lo devolvió junto a su comentario. Fue lacónico.
-Me gustó tu intervención.
Me mantuve en silencio, aspirando su perfume corporal. ELLA prosiguió.
-Fuiste valiente, temerario diría. Te hubiera podido zurrar.
Seguí en silencio, con la cabeza gacha, alimentándome de su presencia y observando sus lindos pies todavía descalzos. No me atrevía a moverme para ir en busca de sus zapatillas. Todavía añadió antes de dirigirse al baño.
-Tu lealtad es… –no concluyó la frase. En cambio mientras se alejaba alzó la voz para indicarme: –tráeme un zumo. Hoy quiero que me duches.
Interpreté que era su forma de agradecerme el supuesto valiente gesto que horas antes había tenido para con ELLA y su honor y el modo que parecía elegir sería permitirme acariciarla mientras enjabonaría su precioso cuerpo bajo un tibio chorro de agua. Percibí, cuando me estaba aplicando a la agradable, maravillosa tarea, que me observaba desde la
altura, atenta a cualquier gesto que considerara inadecuado para un siervo. Yo en aquel instante me estaba esmerando en sus piernas. Desde el primer día, asumí su inicial indicación, -hará ya más de año y medio-, al respecto de que su cuerpo es un altar que no tengo permiso para tocar, a no ser que ELLA, la DIOSA, me lo otorgue, por dicho motivo me empleaba en el encargo con nervios que por momentos me atenazaban. En mi mente puedo y lo hago a menudo, erotizar mis pensamientos, pero en la realidad debo mantenerme al margen de los deseos, impuros o quizá repletos de pureza sexual. Pero ese día, ELLA quería premiarme y me permitió acariciar hasta sus más recónditos y prohibidos espacios. Me dominé con dificultad, lo reconozco, y ELLA, -estoy seguro-, lo percibió y quizá por dicho motivo alargó el proceso, para castigarme a la vez que me regalaba un tiempo precioso a la inusual y fascinante vivencia, a la que no tengo derecho. Hubiera querido ser capaz de realizar dos tareas a la vez, para que mientras la enjabonaba y acariciaba, haberle narrado, -oralmente o por escrito-, las extraordinarias sensaciones que recorrían todo mi ser, para que así pudiera saber cuan entregado vive su esclavo, aunque pienso que ya lo sabe de sobras, pues de hecho y desde hace seis meses, todo mi mundo es ELLA, únicamente ELLA y por ELLA sigo respirando, feliz y sumiso, hasta el momento en que decida que debo dejar de hacerlo. No lo dudaré si ese es el deseo que propone. Prohibiré al oxígeno que siga inundando mis pulmones.
Si acaso fuera escultor, podría decir sin miedo a errar, que aquel jueves se me permitió modelar la figura más maravillosa de las que hubiera
podido esculpir en toda una vida de genial inspiración. Pero no lo soy, únicamente soy un esclavo feliz por servir a la DIOSA que le da la vida.

Tras permitirme también secar su cuerpo, función que realicé con la mayor delicadeza, pues no quería dañar el tesoro que se me permitía cuidar y antes de partir hacia Barcelona, me señaló su último deseo.
-Sabes, llevas ya muchos meses metido siempre aquí dentro. Prácticamente no te he sacado de paseo. De hecho sale más Zeus que tú. He decidido que de ahora en adelante, dos días a la semana, me harás de chofer, a la ida y vuelta.
Como observó cierta perplejidad en mi rostro, creyó necesario aclararme que: –y durante el día, te estás en el Templo, escribiendo y a ratos, haciendo la compra semanal. Buscas por la zona el supermercado que te convenza y así no estarás tanto tiempo aburrido.
No la oí señalar que quizá me utilizaría en alguna de las sesiones, algo que al principio de ser su esclavo mencionó. Naturalmente nunca la incordio con algún atrevimiento inaceptable, recordándole tal o cual comentario. Ha de provenir de ELLA para que me atreva a sugerirle que hizo alguna referencia en el pasado.
De todos modos jamás se me ha pasado por la cabeza este asunto del tedio. Desde que aceptó que le perteneciera, vivo tan pendiente de sus más ínfimos deseos que no he vuelto a sentirlo. Ha quedado desterrado de mi vida, como tantas banalidades y absurdidades que en otro tiempo pudieron incordiarme. Además, me ha significado un enorme esfuerzo hacerme con todas y cada una de sus manías y me atrevo a llamarlas de
ese modo pues es así como ELLA califica sus costumbres. Meticulosa en extremo me obligué desde el inicio a no fallarle, pues que tenga que reprenderme es algo que intento con todas mis fuerzas, no suceda jamás.
Naturalmente asentí, procurando mostrar la complacencia que aquella decisión suya iba a significar en mi vida: gozar de más tiempo cerca de ELLA.
El resto del día seguí con mi rutina, esa que tanta satisfacción me ofrece, pues está dedicada totalmente a lograr su bienestar.
Por la tarde noche cuando regresó del Templo, no lo hizo sola. Llegó acompañada de Toni, un amigo suyo que es portero de discoteca. Un armario que me parece es un trozo de pan, puede que incluso bendito. Se había hecho acompañar por él porque en su furgoneta traía una jaula. El hombretón de Toni no tuvo problema en dejarla dónde ELLA le ordenó, pues parecían más órdenes que indicaciones lo que ELLA le señalaba.
Penetró en la casa con familiaridad ya que nos conocemos de otras veces y por tanto no era la primera vez que veía a un tipo ataviado con un collar de perro, muñequeras y tobilleras y vestido sólo con boxers. Cuando salió de la habitación de la DIOSA, jadeando, pues el calor que todavía hacía esos últimos días de octubre le había propiciado sudar, me confesó que: –joder tío, no creo que puedas escaparte, ni queriéndolo.
Intenté aceptar su comentario como un cumplido, aunque no supe atribuirlo si dirigido a ELLA o a mi mismo. Estábamos solos, pues mi DUEÑA se había quedado en la habitación poniéndose cómoda.
Prosiguió el transportista: –por cierto, estos relatos que escribes, son de puta madre. No sabes las pajas que me hago y a las tías, las ponen
cachondas que no veas. Me ha dicho Mónika que vas a seguir con la historia aquella de las cuerdas, ¿no?
Me sonó tan extraño escuchar su verdadero nombre que por un instante no supe qué contestar.
-Ya veo. No puedes hablar sin su permiso. Pues, nada, que cojones, yo te lo doy, en su nombre y joder, tráeme ya una puta cerveza, joder.
Obedecí el requerimiento de aquel amigo que sin duda no pretendía herirme ni humillarme, al contrario, presentí que aquel tratamiento de igual que me estaba ofreciendo podría significar que mi DUEÑA se sintiera molesta. No me equivoqué. Cuando apareció se lo comentó.
-Oye Toni. Que no es tu compi. Ya te lo he dicho otras veces. De modo, que nada de confianzas. Tú las que quieras, pero él, nada de nada. ¿Me explico?
La había oído decírselo, estricta pero calmada, mientras regresaba de la cocina con un par de cervezas, una para la DIOSA y otra para Toni. Cuando se la entregué a ELLA, recibí un sonoro bofetón. Naturalmente le di las gracias. Procuré ser efusivo, aunque sin extralimitarme. Entonces Toni no pudo abstenerse de comentar con cierta mal construida ironía: –joder. A mí, si le pego esta hostia a un pirado en la disco, me meten en la trena y a ti, te dan las gracias. Joder tía, que mal repartido está el mundo.
La DIOSA sonrió. Luego bebió la cerveza. Yo me había situado frente a ambos de rodillas y con la cabeza gacha. No me sentía humillado y tampoco fui presa de esa sensación cuando ELLA comentó: –pues no te cortes.
Interpreté el comentario de mi DUEÑA. Me acerqué a Toni y esperé acontecimientos. ELLA lo exhortó.
-Dale las gracias a Toni.
Obedecí y entonces ELLA se explicó dirigiéndose a su amigo tras preguntarle éste el motivo de mi agradecimiento.
-Pues porque lo vas a abofetear y sin miedo a que te enchironen y por haber sido tan amable trayéndote la jaula.
Advertí que Toni a pesar de su sorpresa no parecía querer abofetearme. No obstante, yo aterrado, cerré los ojos para prepararme a que aquel armario cambiara de opinión y decidiera descargar su mano gigantesca en mi rostro. Percibí que la DIOSA sonreía. Supuse que la escena tenía algo de cómica. Seguí sin moverme ni un ápice, casi sin respirar, esperando el guantazo que quizá me haría saltar por los aires, no obstante y a pesar del pavor que se había apoderado de mí, me sentí nuevamente orgulloso de pertenecerle. Es una mujer de armas tomar, con más determinación de la que he visto a lo largo de mi vida en la mayoría de hombres. No me extraña por tanto que su cohorte de sumisos siga creciendo. Me siento especial, afortunado, pues de momento, soy el único que posiblemente pueda velarle el sueño tan de cerca. Enjaulado mi cuerpo y enjaulados mis atributos sexuales, pero gozando de verla descansar. Aunque para sentir de ese modo, hay que poseer alma sumisa, del mismo modo que para gozar como ELLA lo hace, humillándome más o menos sádicamente, hay que poseer alma dominante. Y ciertamente, ambos cumplimos con los necesarios requerimientos para disfrutar de estos distintos roles.

Tuve fortuna de que Toni se enredara en departir sobre sus respectivos amigos. Previamente a profundizar en el tema, la DIOSA le ordenó que como última tarea, me enjaulara. No se demoró en cumplir el mandato. Se despidió cuando ya estaba sufriendo el diminuto espacio de la celda y sin haberme abofeteado pero con un lastimero: –lo siento tío. Debe ser jodido, pero a fin de cuentas, es lo que te gusta. –Sinceramente, creo que más que rechazo hacía mí, siente pena. De todos modos, allá él con sus sentimientos, los míos siguen siendo los mismos de hace seis meses, pero sin duda, en evidente e irrefrenable aumento.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.