martes, 10 de diciembre de 2013

El Reto

-¿Estás seguro que éste podrá hacerlo? No lo veo muy capaz de soportarlo.
El éste al que se refería Sancho, -el amigo de mi Dueña, director y productor de cine bdsm-, era yo, que en aquel momento les estaba sirviendo el té en el salón de casa de la DIOSA. Conversaban distendidamente como si no existiera y lo hacían para cuestionar, -el director-, mi capacidad para soportar el dolor que debería sufrir en la filmación y ELLA para rebatirle sus dudas. Su respuesta fue palmaria.
-Ya sabe que si no me complace, dejará de pertenecerme. Por tanto no dudes más de su fortaleza.
Sancho no se dejaba convencer con facilidad.
-Pero si me dijiste que no es masoquista. Que no soporta altos niveles de dolor y ya sabes, en el guión lo dejo claro, quiero hacer una película muy realista, que no albergue dudas. La sumisa que he seleccionado es una masoquista de primera y no me puedo permitir que el macho sea remilgado.
Mi Dueña no parecía dudar de mis posibilidades, incluso se atrevió a retarlo.
-Ya te lo dije. Puedes hacer con él lo que te plazca, siempre que no lo mates, naturalmente.
Era obvio que mi Dueña confía en mí mucho más de lo que yo lo estaba haciendo en aquel estrafalario personaje y su propuesta de película. Mi
Dueña me había permitido leer algunas de las escenas y mi protagonismo en ellas tendría que ser muy doloroso.
Tras sorber su té un par de veces, ELLA exhortó a su amigo a que me pusiera a prueba. Lo hizo tras mencionar que cederme era la forma en que le pagaría la deuda que al parecer había contraído con el director años antes.
Él siguió insistiendo, esta vez con argumentos.
-Pero si tiene ya una edad y además, aquí no dispongo de los artilugios necesarios para hacerle la prueba.
ELLA sonrió. Fue una expresión que me hizo temer lo peor. Por entonces yo permanecía de rodillas e inmóvil a su lado. La cabeza gacha y las orejas bien abiertas, asimilando las tibias, pero al fin y al cabo evidentes lamentaciones del director.
-Por cierto, ¿ya has decidido dónde vas a rodar los interiores?
Sancho afirmó. El Fetish Café de Dómina Zara sería el lugar en el que debería dejarme hacer…
-Así, ¿no hay inconveniente en que lo marque a fuego y le horaden los pezones en vivo?
-Lo dicho cariño. Está a tu completa disposición. Y si te apetece en la escena treinta y cuatro, colocarle un Príncipe Alberto, pues adelante, puedes hacerlo.
El director desechó la propuesta. Al parecer ese tipo de inserto en el pene precisa de anestesia y no contaba con suficiente presupuesto, aunque más tarde lo justificó con que no quería en el equipo nadie ajeno al bdsm y…: –no conozco a ningún anestesista que sea aficionado.
Entre ambos, estaban logrando estremecerme. Mi Dueña lo percibió y fue entonces cuando decidió derivar la conversación hacia los otros protagonistas.
-Me parece que has elegido bien. Me refiero a las Dóminas.
-¿Las conoces?
Mi Dueña afirmó al tiempo que Sancho mostraba su taza. Me apresuré a servirle más té. Luego volví a mi lugar y en igual posición. No parecía sentirse incomodado por mi desnudez total, excluyendo las tobilleras y muñequeras, el cb6000 y el collar.
-Ya sabes que hubiera preferido que una de ellas fueras tú, pero al negarte, he tenido que servirme de ellas. Por cierto, dame tu sincera opinión.
Mi Dueña le reiteró que creía que podían, bajo su inteligente dirección, asumir perfectamente los roles que tenían descritos en el guión. ELLA lo había leído al completo e incluso le había sugerido a Sancho algunos cambios. De hecho fue ELLA quién le aconsejó la escena de pony-boy. Yo tiraría del carruaje en el que pasearían las dos Dóminas y la sumisa Aisha iría por delante, engalanada como una pony-girl pero dejándome a mí todo el esfuerzo de tracción.
Fue en ese punto que Sancho me hizo una seña para que me acercara. Obedecí y cuando me tuvo a mano me estrujó con gran fuerza, el pezón derecho. Estuve a punto de gritar, pero de soslayo observé el rostro de mi Dueña. Su severa expresión me dio la fuerza suficiente para no hacerlo.
-Me gusta torturar los pezones de las esclavas. Ya lo sabes.
Mi Dueña lo animó a seguir con el suplicio.
-¿Quieres que te traiga unas pinzas japonesas? –No esperó a la respuesta del director.
-Tú, perro, tráele al señor director los juguetitos que tanto te gustan.
Mi Dueña sabe que las odio, no obstante si ELLA desea verme sufrir gracias a esos juguetitos, pues sufriré hasta que ELLA se canse.
Me acerqué a cuatro patas y con las pinzas en la boca. El director casi me arranca los dientes al tirar de ellas con rudeza. No se abstuvo de comentar: –quizá sí que voy a poder contar con una buena pareja de ardorosos masoquistas. Pero… –y entonces se dirigió a mi Dueña –…me deberás otra, pues me habrás prestado un carcamal nada masoquista y te devolveré un ejemplar digno de presentar a los concursos más hard. Por tanto si ganas el siguiente certamen, tendrás que agradecérmelo.
-¿Ah sí? ¿Y cómo?
-Pues dedicándome tu tiempo para que escribamos juntos el siguiente guión.
Fue entonces cuando mi AMA presumió de poseer un esclavo escritor. Me sorprendió, que lo hiciera y que Sancho no supiera que escribía para ELLA. ¿No había leído su libro? Y si lo había leído, ¿no se había interesado por el autor? Mi perplejidad era tal que no percibí las rudas manos del director colocándome sin ninguna delicadeza las pinzas japonesas. Fue cuando me abofeteó cuando sentí el dolor.
-Quiero pedirte que lo tengas así toda la noche. ¿Es posible?
Mi Dueña asintió y aún añadió en tono irónico: – ¿alguna petición más, señor director?
-Me gustaría que…
Cuando se detuvo, quizá dubitativo, mi Dueña tomó la iniciativa.
-Quieres saber si resiste un buen strapon, ¿no? Pues no sufras. Esta noche dormirá enjaulado, con las pinzas estrujándole los pezones y un buen consolador en su trasero. Y eso de dormir, es un decir.
Todavía fue más lejos aquel sádico director de cine al que mi Dueña me estaba entregando.
-¿Podrías estrujarle los huevos con un humbler?
-Si me lo pides de rodillas, me lo pensaré.
Aquella respuesta de mi Dueña me pareció colosal. Me olvidé en aquel instante por completo que el ser que iba a sufrir todas aquellas torturas no era otro que el esclavo escritor de DIOSA NEFER, es decir, un servidor. De todas formas, era lo justo. Aquel creador artístico también ejercía de Jefe de Casting y por tanto era lógico que quisiera poner a prueba a su nueva estrella. No contaría con especialistas que me suplantaran en las escenas de riesgo, por tanto era natural que no sólo me probara desde un punto de vista interpretativo, también tenía que estar a la altura en las secuencias violentas. Creo que él, pero fundamentalmente la única persona que me interesa de este mundo, estuvieron de acuerdo en que podían confiarme la responsabilidad de sufrir realistamente todas las vejaciones, torturas y suplicios que aquel sádico había imaginado para su actor masoquista.
ELLA me confesó, poco antes de quedar dormida, que se sentía orgullosa de mí. Fue maravilloso oírselo. Por mi cuerpo, en lugar de sentir todo el dolor al que estaba siendo sometido, corrió una energía parecida al placer más esplendoroso. ELLA lo percibió y por dicho motivo creyó que ya
tenía suficiente. Me ordenó que saliera de la jaula, -ya que no la había cerrado-, que me desprendiera de las pinzas, del strapon y del humbler y me colocara a sus pies, pero sobre la cama.
-Velarás mi sueño. Pero procura que no tenga que arrepentirme.
-Jamás SEÑORA –le respondí, trémulo y tiritando de los nervios que me atenazaban.
Me esforzaría para que la película fuera del agrado del director, pero sobre todo de la DIOSA que me da vida y ha creído que podía serle útil como actor masoquista.




A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Que es la dominación financiera?

La dominación financiera esta muy extendido en países anglosajones: Inglaterra, EEUU, Alemania y no tanto en los países mediterráneos como en España. Para aquellos de vosotros que no sepais de qué se trata aqui va una breve descripción:
La dominación financiera es cuando hombres sumiso y esclavos, pagan o tributan en dinero o mediante regalos a una mujer dominante. El fetichismo se genera en la necesidad de ser controlados de todas las maneras. Dominación financiera pura es cuando un esclavo tributa por su propia voluntad sin esperar nada a cambio. Muchas veces, la Domina humilla a su esclavo mientras tributa.
Muchos esclavos financieros tributan sobre una base mensual, semanal o incluso diaria, así como le compran regalos a su Señora cuando esta se lo reclama o simplemente cuando lo consideran necesario. Muchas veces un esclavo financiero adoptará alguna factura de su Señora y la pagará cada mes por Ella. Ej: telefono móvil, peluquería, alquiler, etc
El esclavo financiero desea que su Diosa y Señora viva como una Princesa o una Reina mientras que él está obligado a realizar sacrifcios financieros para llegar a final de mes. El esclavo financiero verdaderamente ve a su Señora como una Princesa o Diosa y la alaba como tal.
En ocasiones la dominación financiera esta ligada al fetisch del chantaje. El fetichismo del chantaje (es uno de mis favoritos) trae al esclavo en mayor sumisión ya que obliga al esclavo a tributar a su Ama bajo el riesgo de que sino lo hace Ella utilizará la información sensible (correo de su jefe, telefono de su mujer, etc) y mediante la publicación de fotos humillantes. Muchas veces hay un contrato de chantaje asi el Ama queda cubierta legalmente.
También hay esclavos que se endeudan por su Ama firmando un contrato de préstamo a su favor y pagandole de forma obligatoria una cantidad.
Como veis hay muchas formas de desarrollar esta fantasía y a mi me gustan todas. Para mí el BDSM no se entiende sin la dominación financiera. Al final el mundo lo mueven el sexo y el dinero y darme tu dinero es la mejor forma que tienes para demostrarme que realmente eres mi esclavo.
Los esclavos en la antigüedad trabajaban para sus Amos y así debes hacerlo tu para mi.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Una nueva semana (Lo que más importa es su felicidad)

Ya era jueves y estaba trasteando en la cocina procurando no hacer ruido que pudiera despertar a mi DUEÑA. Faltaba más de media hora para apostarme de rodillas junto a su cama esperando que abriera los ojos o en su defecto despertarla. De forma nada habitual apareció en la cocina. Al sentir su presencia, -su aroma me es inconfundible-, me postré a sus pies. ELLA se acomodó en una de las banquetas de la cocina. Estaba preciosa enfundada en su batín de seda negra. Me pidió un vaso de agua. Se lo ofrecí y tras beber ligeramente me lo devolvió junto a su comentario. Fue lacónico.
-Me gustó tu intervención.
Me mantuve en silencio, aspirando su perfume corporal. ELLA prosiguió.
-Fuiste valiente, temerario diría. Te hubiera podido zurrar.
Seguí en silencio, con la cabeza gacha, alimentándome de su presencia y observando sus lindos pies todavía descalzos. No me atrevía a moverme para ir en busca de sus zapatillas. Todavía añadió antes de dirigirse al baño.
-Tu lealtad es… –no concluyó la frase. En cambio mientras se alejaba alzó la voz para indicarme: –tráeme un zumo. Hoy quiero que me duches.
Interpreté que era su forma de agradecerme el supuesto valiente gesto que horas antes había tenido para con ELLA y su honor y el modo que parecía elegir sería permitirme acariciarla mientras enjabonaría su precioso cuerpo bajo un tibio chorro de agua. Percibí, cuando me estaba aplicando a la agradable, maravillosa tarea, que me observaba desde la
altura, atenta a cualquier gesto que considerara inadecuado para un siervo. Yo en aquel instante me estaba esmerando en sus piernas. Desde el primer día, asumí su inicial indicación, -hará ya más de año y medio-, al respecto de que su cuerpo es un altar que no tengo permiso para tocar, a no ser que ELLA, la DIOSA, me lo otorgue, por dicho motivo me empleaba en el encargo con nervios que por momentos me atenazaban. En mi mente puedo y lo hago a menudo, erotizar mis pensamientos, pero en la realidad debo mantenerme al margen de los deseos, impuros o quizá repletos de pureza sexual. Pero ese día, ELLA quería premiarme y me permitió acariciar hasta sus más recónditos y prohibidos espacios. Me dominé con dificultad, lo reconozco, y ELLA, -estoy seguro-, lo percibió y quizá por dicho motivo alargó el proceso, para castigarme a la vez que me regalaba un tiempo precioso a la inusual y fascinante vivencia, a la que no tengo derecho. Hubiera querido ser capaz de realizar dos tareas a la vez, para que mientras la enjabonaba y acariciaba, haberle narrado, -oralmente o por escrito-, las extraordinarias sensaciones que recorrían todo mi ser, para que así pudiera saber cuan entregado vive su esclavo, aunque pienso que ya lo sabe de sobras, pues de hecho y desde hace seis meses, todo mi mundo es ELLA, únicamente ELLA y por ELLA sigo respirando, feliz y sumiso, hasta el momento en que decida que debo dejar de hacerlo. No lo dudaré si ese es el deseo que propone. Prohibiré al oxígeno que siga inundando mis pulmones.
Si acaso fuera escultor, podría decir sin miedo a errar, que aquel jueves se me permitió modelar la figura más maravillosa de las que hubiera
podido esculpir en toda una vida de genial inspiración. Pero no lo soy, únicamente soy un esclavo feliz por servir a la DIOSA que le da la vida.

Tras permitirme también secar su cuerpo, función que realicé con la mayor delicadeza, pues no quería dañar el tesoro que se me permitía cuidar y antes de partir hacia Barcelona, me señaló su último deseo.
-Sabes, llevas ya muchos meses metido siempre aquí dentro. Prácticamente no te he sacado de paseo. De hecho sale más Zeus que tú. He decidido que de ahora en adelante, dos días a la semana, me harás de chofer, a la ida y vuelta.
Como observó cierta perplejidad en mi rostro, creyó necesario aclararme que: –y durante el día, te estás en el Templo, escribiendo y a ratos, haciendo la compra semanal. Buscas por la zona el supermercado que te convenza y así no estarás tanto tiempo aburrido.
No la oí señalar que quizá me utilizaría en alguna de las sesiones, algo que al principio de ser su esclavo mencionó. Naturalmente nunca la incordio con algún atrevimiento inaceptable, recordándole tal o cual comentario. Ha de provenir de ELLA para que me atreva a sugerirle que hizo alguna referencia en el pasado.
De todos modos jamás se me ha pasado por la cabeza este asunto del tedio. Desde que aceptó que le perteneciera, vivo tan pendiente de sus más ínfimos deseos que no he vuelto a sentirlo. Ha quedado desterrado de mi vida, como tantas banalidades y absurdidades que en otro tiempo pudieron incordiarme. Además, me ha significado un enorme esfuerzo hacerme con todas y cada una de sus manías y me atrevo a llamarlas de
ese modo pues es así como ELLA califica sus costumbres. Meticulosa en extremo me obligué desde el inicio a no fallarle, pues que tenga que reprenderme es algo que intento con todas mis fuerzas, no suceda jamás.
Naturalmente asentí, procurando mostrar la complacencia que aquella decisión suya iba a significar en mi vida: gozar de más tiempo cerca de ELLA.
El resto del día seguí con mi rutina, esa que tanta satisfacción me ofrece, pues está dedicada totalmente a lograr su bienestar.
Por la tarde noche cuando regresó del Templo, no lo hizo sola. Llegó acompañada de Toni, un amigo suyo que es portero de discoteca. Un armario que me parece es un trozo de pan, puede que incluso bendito. Se había hecho acompañar por él porque en su furgoneta traía una jaula. El hombretón de Toni no tuvo problema en dejarla dónde ELLA le ordenó, pues parecían más órdenes que indicaciones lo que ELLA le señalaba.
Penetró en la casa con familiaridad ya que nos conocemos de otras veces y por tanto no era la primera vez que veía a un tipo ataviado con un collar de perro, muñequeras y tobilleras y vestido sólo con boxers. Cuando salió de la habitación de la DIOSA, jadeando, pues el calor que todavía hacía esos últimos días de octubre le había propiciado sudar, me confesó que: –joder tío, no creo que puedas escaparte, ni queriéndolo.
Intenté aceptar su comentario como un cumplido, aunque no supe atribuirlo si dirigido a ELLA o a mi mismo. Estábamos solos, pues mi DUEÑA se había quedado en la habitación poniéndose cómoda.
Prosiguió el transportista: –por cierto, estos relatos que escribes, son de puta madre. No sabes las pajas que me hago y a las tías, las ponen
cachondas que no veas. Me ha dicho Mónika que vas a seguir con la historia aquella de las cuerdas, ¿no?
Me sonó tan extraño escuchar su verdadero nombre que por un instante no supe qué contestar.
-Ya veo. No puedes hablar sin su permiso. Pues, nada, que cojones, yo te lo doy, en su nombre y joder, tráeme ya una puta cerveza, joder.
Obedecí el requerimiento de aquel amigo que sin duda no pretendía herirme ni humillarme, al contrario, presentí que aquel tratamiento de igual que me estaba ofreciendo podría significar que mi DUEÑA se sintiera molesta. No me equivoqué. Cuando apareció se lo comentó.
-Oye Toni. Que no es tu compi. Ya te lo he dicho otras veces. De modo, que nada de confianzas. Tú las que quieras, pero él, nada de nada. ¿Me explico?
La había oído decírselo, estricta pero calmada, mientras regresaba de la cocina con un par de cervezas, una para la DIOSA y otra para Toni. Cuando se la entregué a ELLA, recibí un sonoro bofetón. Naturalmente le di las gracias. Procuré ser efusivo, aunque sin extralimitarme. Entonces Toni no pudo abstenerse de comentar con cierta mal construida ironía: –joder. A mí, si le pego esta hostia a un pirado en la disco, me meten en la trena y a ti, te dan las gracias. Joder tía, que mal repartido está el mundo.
La DIOSA sonrió. Luego bebió la cerveza. Yo me había situado frente a ambos de rodillas y con la cabeza gacha. No me sentía humillado y tampoco fui presa de esa sensación cuando ELLA comentó: –pues no te cortes.
Interpreté el comentario de mi DUEÑA. Me acerqué a Toni y esperé acontecimientos. ELLA lo exhortó.
-Dale las gracias a Toni.
Obedecí y entonces ELLA se explicó dirigiéndose a su amigo tras preguntarle éste el motivo de mi agradecimiento.
-Pues porque lo vas a abofetear y sin miedo a que te enchironen y por haber sido tan amable trayéndote la jaula.
Advertí que Toni a pesar de su sorpresa no parecía querer abofetearme. No obstante, yo aterrado, cerré los ojos para prepararme a que aquel armario cambiara de opinión y decidiera descargar su mano gigantesca en mi rostro. Percibí que la DIOSA sonreía. Supuse que la escena tenía algo de cómica. Seguí sin moverme ni un ápice, casi sin respirar, esperando el guantazo que quizá me haría saltar por los aires, no obstante y a pesar del pavor que se había apoderado de mí, me sentí nuevamente orgulloso de pertenecerle. Es una mujer de armas tomar, con más determinación de la que he visto a lo largo de mi vida en la mayoría de hombres. No me extraña por tanto que su cohorte de sumisos siga creciendo. Me siento especial, afortunado, pues de momento, soy el único que posiblemente pueda velarle el sueño tan de cerca. Enjaulado mi cuerpo y enjaulados mis atributos sexuales, pero gozando de verla descansar. Aunque para sentir de ese modo, hay que poseer alma sumisa, del mismo modo que para gozar como ELLA lo hace, humillándome más o menos sádicamente, hay que poseer alma dominante. Y ciertamente, ambos cumplimos con los necesarios requerimientos para disfrutar de estos distintos roles.

Tuve fortuna de que Toni se enredara en departir sobre sus respectivos amigos. Previamente a profundizar en el tema, la DIOSA le ordenó que como última tarea, me enjaulara. No se demoró en cumplir el mandato. Se despidió cuando ya estaba sufriendo el diminuto espacio de la celda y sin haberme abofeteado pero con un lastimero: –lo siento tío. Debe ser jodido, pero a fin de cuentas, es lo que te gusta. –Sinceramente, creo que más que rechazo hacía mí, siente pena. De todos modos, allá él con sus sentimientos, los míos siguen siendo los mismos de hace seis meses, pero sin duda, en evidente e irrefrenable aumento.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Una nueva semana (Lo que más importa es su felicidad)

Poco antes de retirarse a descansar, la DIOSA decidió que aquel martes, su esclavo ya había sufrido bastante. Me liberó de las pinzas con cuidado. No pude sin embargo evitar proferir un lamento que intenté ahogar para no molestarla con mis quejas de blandengue. Merecía el castigo y debía asumirlo con hombría. Luego, tomándome de la barbilla, me acercó el rostro hasta el suyo y mirándome fijamente a los ojos durante unos instantes que me parecieron eternos, me besó en los labios. Casi me desmayo. No me dio tiempo ya que inmediatamente comenzó a acariciarme los pezones con su colonia favorita. Lo hizo con ternura aunque aquel delicado gesto me produjo más dolor, físico, aunque del espiritual…, lo comparé a lo que deben sentir los creyentes al recibir la bendición de sus guías en la tierra. No obstante, el escozor era horrible. ELLA lo percibió y siguió con sus caricias, como si infringiéndome aquel postrer suplicio quisiera en realidad colmarme de fuerza, talmente como debe hacerlo el Espíritu Santo a aquellos que son poseedores de la fe necesaria para recibir su fuego enérgico y realmente era fuego lo que sentía en mi pecho. Entonces fue cuando lo oí.
-Hace ya casi seis meses que me perteneces y aunque hayas cometido algunos errores, quiero marcarte. Para siempre. Pero no lo haré si tú no me lo suplicas.
Dejaron de dolerme los pezones pues sólo sentí el irrefrenable deseo de seguir experimentando aquel bienestar que su inesperada propuesta me estaba regalando.
No me demoré por tanto en suplicarle. Sonrió y entonces me ordenó que me apostara a los pies de su cama.
-Esta noche dormirás aquí lacayo mío.
Me acomodé en el suelo dispuesto a no hacer el menor ruido, se la veía cansada y mi intensa alegría no debía propiciar impedimento alguno a su necesario descanso. Tardé mucho en quedar dormido pues no hacía más que pensar con qué tipo de marca decidiría sellar para siempre su posesión sobre mi cuerpo y sobre todo en qué lugar decidiría ubicarla. No es que fuera a tener protagonismo en la decisión ni en lo uno ni en lo otro, pero me sentía atrapado por aquellos interrogantes que tanta atribulada felicidad me estaban dando. Exploré y exploré las posibilidades sabedor que con ese cambio ya no habría marcha atrás y aunque siempre me mantiene en segundo o tercer plano, me convencí que aquella decisión significaba que me aprecia, obviamente como lo que soy, por tanto mi pesadumbre por haberle fallado varias veces, -la última muy reciente-, dejó paso al inconmensurable gozo que me tuvo en vela varias horas.
Pensé tanto en ELLA durante todo este tiempo, rememorando lo que habían sido esos intensos seis meses de esclavo, tras casi un año de sumiso, que quedé exhausto. Incidí también en que habitualmente no sesiona conmigo ya que durante los días laborables atiende en el Templo a sus sumisos y mi misión es reconfortarla cuando regresa del trabajo,
muchos días agotada. Algunos fines de semana y siempre que le apetezca, se dedica a mí, normalmente en presencia de alguna de sus amigas más morbosas y soliendo coincidir con tardes de domingo lánguidas y aburridas. Es entonces cuando me permite que me alivie, aunque no siempre, las veces justas, pues ELLA parece conocer cuando me es más necesario. Y cuando me otorga ese placer de derramarme, no le importa que manche sus delicadas manos con mi semen. Luego me lo restriega por la cara. Yo se las lamo y limpio con delectación, procurando devolverle algo del goce que me ha obsequiado, probablemente sin merecerlo. Pero como cualquier mujer joven no desdeña la oportunidad de tener sexo con quien ELLA decide y el día que le apetece. Yo en esos momentos en que ELLA disfruta de su cuerpo y del de algún hombre joven, me siento recompensado por tanta dicha, esa que advierto en sus ojos horas después. No puedo sin embargo evitar, los pensamientos en los que me imagino siendo yo el responsable de sus orgasmos, pero son sólo sueños que jamás se harán realidad, ya que ambos, sobre todo yo, sabemos perfectamente cual es mi lugar. Pero mi misión fundamental, además de procurarle el necesario servicio doméstico y logístico que cualquier Ama demanda, es escribir. Un papel que con lo que me dijo aquella noche iba a pertenecerme en exclusiva igual que mi ser le pertenece en su totalidad. Era evidente que el marcarme me otorgaba poder pensarlo y sobre todo disfrutarlo. Seré suyo para siempre. Su esclavo escritor de cabecera. En la actualidad además de la segunda parte de la novela, estoy trabajando en una historia de terror, género que a ELLA le entusiasma. Espero lograr aterrarla el día que me la haga leer,
puede que este fin de semana se lo proponga si veo la oportunidad. El viernes se va de fiesta de Haloween con lucía, pero el sábado o el mismo domingo y quizá con la asistencia de alguna de sus amigas o amigos, se dé el caso. Espero no defraudarla.
También dediqué tiempo, durante aquella larga noche de insomnio, a pensar en su trabajo. Me gustaría tanto que no tuviera que dedicarle tantas horas. Me consta que no todas las sesiones y sumisos la complacen, pero le es necesario el dinero. Es cierto que contribuyo a su economía con quinientos euros mensuales que suelo utilizar para la compra mensual, una cantidad mínima que aceptó tras insistirle y no obstante negarse a tomar todos mis ahorros y que quizá esa nimia cantidad le permite tomarse algún día de asueto, pero me agradaría tanto que pudiera holgazanear más, viajar a su antojo, salir de compras sin restricciones presupuestarias, de paseo cuando y dónde le apeteciera...

El miércoles fue un día normal, pero por la noche comencé a preocuparme pues cerca de las nueve, hora en que suele regresar, no había dado señales de vida. Fue sobre las doce y media que oí el ruido de una moto de gran cilindrada. Me asomé y era ELLA. Venía acompañada de un hombre joven. Me pareció al abrirles la puerta, que estaban muy alegres. Los recibí naturalmente de rodillas. Pude testimoniar inmediatamente como mi DIOSA no sentía rubor alguno en mostrar su desbordante lujuria, comiéndose a besos profundos, casi canibalescos, aquel cuerpo joven y atlético. Él no esperó a tomarla entre sus brazos para sostenerla estrujándola contra su pelvis. ELLA entonces abrió sus
piernas y se pegó lascivamente al enardecido macho. De ese modo tan apasionado se dejó llevar hasta su habitación. Él tuvo tiempo de exclamar, imagino que para parangonarse todavía más: – ¿y si no se me pone dura, le ordenarás a éste que me la chupe? –ELLA en lugar de defender de algún escueto modo a su pertenencia, sólo añadió: –calla marrano, que no lo voy a permitir. –Sin duda se había referido a lo de no ponérsele dura. Por las risas de ambos, así lo interpreté. Se encerraron en la habitación sin dedicarme más atención si es que mi presencia se la había suscitado mínimamente.
Me retiré pues a mi cuarto sin probar bocado y me esforcé en no escuchar los gritos de placer que veían de su habitación, aunque he de confesarlo, me sentía feliz por ELLA. No había duda que aquel hombre joven la estaba colmando.
Sobre las tres de la madrugada tuve necesidad de ir al baño. Me dirigí intentando no hacer ruido. Entonces aprecié luz en el salón. Me acerqué y allí estaba él, acomodado despatarrado sobre el sofá y completamente desnudo. Fumaba un porro. Al verme no se inmutó, al contrario, me hizo una seña amigable para que me acercara. Secundé su indicación.
-¿Así que tú eres el sabueso que vigila el sueño?
Le hice un gesto para que bajara su tono de voz. Él me respondió con displicencia.
-No te preocupes. Le he echado tres polvos que la han dejado tiesa. Dormirá horas como un angelito. O una angelita.
Me molestó su comentario y la sonrisa que esbozó para acompañarlo, pero obvié indicárselo. Él prosiguió.
-Pero no creas, tu diosa es una buena putita. Joder como la mama. También yo me he quedado tieso. Aunque esa hierba que gasta, te recompone, es de puta madre. ¿Quieres un poco?
Ya no pude evitarlo. Procurando no alzar la voz pero con gesto furioso le espeté: –haga el favor de marchar, ahora mismo.
Él, mostrando su perfil más cínico me respondió: – ¿el perro me está echando? Joder tío, que somos compañeros. Que las tías son todas unas putas y lo único que valoran es una buena polla. Por cierto, ¿me enseñas tu jaula? Me ha comentado que no puedes ni pajearte sin su permiso, ¿es verdad eso?
Ya no pude resistir por más tiempo. Fui con mucho tiento por su ropa, procurando no despertar a mi DIOSA y se la arrojé a sus pies, señalándole de nuevo la puerta.
-Sal de aquí de una vez, cabrón.
Creo que era lo único que necesitaba para largarse, que alguien le acercara sus prendas. Se vistió y sin añadir más que: –tío, eres un tarado –salió de la casa. Temí que el ruido de la moto la despertara. No ocurrió. Me quedé sentado unos minutos en el mismo lugar que segundos antes había ocupado aquel hijo de puta que tanto placer le había dado a mi DIOSA, reflexionando sobre los últimos acontecimientos y esperando ofrecerle una creíble justificación en caso que ELLA apareciera. El último pensamiento al que recuerdo haberme dedicado poco antes de quedarme dormido, fue que sería marcado por mi DUEÑA.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Una nueva semana (Un lunes excepcional y un martes…)

El lunes hubiera transcurrido con normalidad sino hubiera sido porque la DIOSA me llamó sobre las doce y me indicó que fuera hasta el Templo, que quería que comiéramos juntos. Me dio un vuelco el corazón. No me demoré en llegar al tren. Al arribar a Sants, pasaría primero por el banco y sacaría dinero de mi cuenta, pues quería invitarla, a lo que le apeteciera, daba igual lo que costara. No caí en la cuenta sin embargo que aquel gesto, por lo inhabitual, debía significar algo que no supe interpretar. Preferí creer que simplemente le apetecía tenerme cerca, quizá para hablarme de lo preocupada que la tenían sus últimas vicisitudes. Recordé mientras asimilaba el traqueteo suave del ferrocarril que al iniciarse el pasado verano me había llevado hasta Reus, -viaje que hice en el maletero del coche-, a casa de una amiga suya, también dominante y que me había permitido invitarlas a la paella de marisco que yo mismo les preparé. Me salió deliciosa, eso me confesaron ambas, también el esclavo de la dómina. De todos modos no pude probarla pues mi DUEÑA decidió que sólo ellos comerían, para mí, únicamente ensalada. No me molestó, al contrario, me sentí satisfecho de que la DIOSA quedara bien ante su amiga y mucho más feliz me sentí cuando oí que su amiga le refería a mi DUEÑA que: “así ¿éste es el que te escribe los relatos y la novela? Pues te felicito NEFER, me gustan”.
Pero volvamos a lo importante, el almuerzo. Cuando llegué al Templo y me postré a sus pies en la habitación que ocupa lucía, pues estaba
terminando con un sumiso, le pedí permiso para hablar. Me lo concedió y entonces le indiqué que deseaba invitarla. Le pareció bien. Aprovechó ahora para hablar de su calidad humana. Cuando me ofrecí a ELLA como su esclavo 24/7, le indiqué que disponía de un dinero que quería pasara a sus manos, pues así entendía debía ser mi total entrega. Pero ELLA lo rechazó con unas palabras que me impactaron, en un sentido y en otro. Me dijo: –esos ahorrillos, guárdatelos para ti, para el día que decida desprenderme de tus servicios como esclavo. Quizá entonces los necesites. –He querido contarlo para subrayar que en ningún caso a la DIOSA NEFER se la puede tachar de interesada. He sabido que en los últimos días alguien que dice ser una dominante va vertiendo falsedades sobre mi DUEÑA y eso es algo que no puedo consentir. Sabedlo pues bien todos sumisos y esclavos, ELLA no es una saqueadora, al contrario, la he visto ayudar a más de uno y de dos necesitados. Pero sigamos, que no quiero agriar la felicidad que me embargaba en aquel instante y que me embargará mientras pueda pertenecerle.
Nos dejó solos en la habitación a lucía y a mí, ya que debía concluir la sesión y la esperamos con impaciencia, naturalmente yo seguí de rodillas, pues no me había hecho ninguna indicación de que pudiera incorporarme. Debí de nuevo sospechar algo en aquel momento, pero la emoción de estar junto a ELLA, disfrutando de su compañía y ante otras personas que desconocerían nuestra relación de Dómina esclavo, atenazaba mi mente, cuerpo y alma por completo. Lo reconozco, no era capaz de reflexionar con claridad, sólo pensaba en que estaría junto a ELLA, oyendo su voz, observando sus manos, su rostro, oliendo su olor,
escuchando sus palabras, siguiendo sus gestos, quizá viéndola sonreír. Yo intentaría que lo hiciera, a raudales, pues su sonrisa me parece maravillosa.

Durante la comida, que compartimos solos, pues me indicó al salir hacia el restaurante que lucía tenía que hacerle unos encargos pero que de todos modos le diera dinero para comer, se mostró distendida, hablándome de sus cosas con naturalidad como si estuviera tratando a un igual. Me sorprendió, pero he de confesarlo, me gustó, aunque una parte de mí me censuraba por atreverme a obrar como si en realidad lo fuera, un igual a ELLA. Comentó también aspectos de la actualidad, reclamándome la opinión, dándome un protagonismo que nunca he creído merecer, en fin, de nuevo tenía que haber sospechado que algo se estaba cociendo, pero estaba tan obnubilado por su presencia que no podía ver ni pensar más allá de ELLA.
Cuando terminamos, todavía me regaló algo más de tiempo, al decidir saborear el café primero y la sobremesa luego, en mi compañía. Casi a las cinco, partimos hacia el Templo. Le esperaba una nueva sesión. Me despedí arrodillándome ante ELLA para besarle los pies, frente a la escalera donde se ubica su mazmorra. Una mujer que pasaba en aquel momento por allí, observó la escena un tanto perpleja. Me pareció oír un comentario entre dientes, un tanto denigrante hacia mi persona. La DIOSA sonrió.
Regresé henchido de gozo, satisfecho de haberle sido también útil a mi DUEÑA como interlocutor y acompañante en su almuerzo.
Aquella tarde proseguí con más aliento e ilusión la novela que estaba escribiéndole y poco antes de que diera la hora habitual de su regreso me dediqué a prepararle su cena favorita. Estaba excitado pues había disfrutado de un lunes espléndido, su compañía me había insuflado un vigor enorme que dediqué y dedicaría completamente a su bienestar. El colofón llegaría cuando después de cenar, me ordenó que le masajeara la espalda, pues se sentía tensa. La sesión de la tarde la había agotado y no le había supuesto satisfacción. Procuré ayudarla con mis caricias revestidas de masaje para que poco después pudiera descansar. Aún disfruté de una nueva alegría, me pidió que le leyera uno de los últimos capítulos de la nueva novela. Poco a poco fueron cerrándosele los ojos como si supiera a la perfección cuando concluía aquel capítulo. La cubrí con el ligero edredón antes de salir en total silencio de la habitación para dirigirme a recoger la cocina. Aquella noche no sólo ELLA durmió placentera, mis sueños fueron tan gratificantes que estuve a punto de correrme a pesar de la jaula en la que vive encerrada mi masculinidad desde que me aceptó como esclavo.

Pero llegó la mañana del martes. Como cada día, diez minutos antes de la hora máxima en que me tiene ordenado la he de despertar, me situé de rodillas a los pies de su cama. Llegada la hora fijada como límite, todavía no había abierto los ojos. Me esmeré en despertarla tal y como me tiene indicado debo hacerlo: acariciando con suavidad sus pies y si no están cubiertos, besándoselos. Es el primer premio de todos mis días de esclavitud, besar o acariciar los delicados y hermosos pies de mi DUEÑA.
Poco a poco fue desperezándose. Me gusta tanto verla moverse con lentitud de DIOSA, estirando sus miembros perezosamente. Cuando abrió los ojos, me preguntó por el tiempo. El sol parecía querer hacerse dueño de todo y así se lo manifesté. Sé que a ELLA le gusta más el sol que las nubes, aunque de vez en cuando agradece la llegada de un día gris y quizá con lluvia. Le preparé la ropa que me indicó mientras ELLA se encerraba en el baño. Luego, vestida con el batín, se dirigió a la cocina. La seguí a cuatro patas. Tan pronto se sentó me dediqué a prepararle el desayuno. Antes me lavé las manos. Fue entonces cuando me dijo, en un tono que me pareció lacerante: – ¿no tienes nada que contarme?
Su voz era muy distinta a la de unas horas antes. Había recriminación perfectamente controlada y en la dosis justa para que aquella pregunta se abriera paso en mi cabeza y hasta el fondo de mi corazón, pero sin herir ninguna célula. Caí de rodillas, a sus pies. Entonces volvió a preguntarlo, en el mismo tono. No fue necesario que dijera nada más, me vino a la mente la imagen de Amparito gritando su placer. ¿Lo sabía o sencillamente lo había adivinado? El crédito se lo otorgué a lo segundo. Su poder de DIOSA había intuido algo o quizá alguna pequeña prueba que no supe borrar. No me lo dijo, sencillamente en cuanto le supliqué el perdón me respondió adusta: –al parecer quieres volver a las andadas. –Me mantuve en silencio, pues suplicar con más encomio no habría significado más que disgustarla en mayor proporción. Ella arremetió.
-Te dije que no quería mentiras y mucho menos ausencia de la verdad. Y por segunda vez, lo has incumplido. Ve en busca de las pinzas.
Casi arrastrándome como el gusano que había demostrado ser al no confesarle qué me había visto obligado a hacerle a su amiga, fui en busca de las pinzas. Se las traje en la boca. Cuando las vio escupió con demoledora serenidad: –esas no, perro. Las japonesas.
Comencé a sentir el dolor que aquellos malditos artefactos iban a producirme en los pezones, la parte más sensible de mi anatomía. Es el modo en que suele castigarme cuando considera que lo merezco, o no.
Tras colocármelas, sin miramiento alguno, me sentenció a: –de momento será todo el día. Por la noche veré qué hago contigo. Y grábatelo bien adentro perro, esta es la última vez que vas a poder disfrutar de mi magnificencia, la próxima podrás utilizar tus ahorros, pero para alejarte de mí para siempre.
Tras un lunes de felicidad sin límite, estoy sufriendo un martes de suplicio extremo, físico, en mis doloridos, casi destrozados pezones y el peor, temer con absorbente angustia por su definitivo rechazo. Me lo merezco, no hay duda, pero no hago más que pensar en esa calidad humana que posee y que quizá la ablande, aunque me temo que la lección que quiera darme impida que la utilice para reducir la sentencia a la que me ha condenado.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Un nuevo compañero (continuación – la tarde-noche)

Tras el baño relajante, la DIOSA decidió echarse una siesta, a mad_sum le ordenó velarle el sueño y yo me dediqué a escribir tras dejar todo en orden en el baño y la cocina. Estoy preparando la continuación de la primera novela que le dediqué: “Ataduras visibles e invisibles, evidentes o imaginarias (Cuerdas que nos atan)”. Ha decidido que quiere disponer de una trilogía y por tanto me he vuelto a sumergir en los personajes reales y sobre todo los ficticios de la primera historia. Cuando no estoy ocupado con las labores de la casa o el jardín me dedico en cuerpo y alma a satisfacerla.
Sobre las seis de la tarde apareció enfundada en un batín de tul negro bajo el que se adivinaban sus preciosas formas femeninas. Tiraba de una correa a la que iba sujeto mad_sum que la seguía a cuatro patas mientras a su lado, Zeus lo imitaba. Me arrodillé ante ELLA. Se quedó observando la pantalla del ordenador pues no me había dado tiempo a cerrarla. Creo que le gustó lo que leyó aunque no dijo nada. ELLA misma salvó lo escrito y cerró el documento.
-Ya seguirás luego. Ahora prepárame algo de merienda. Y ven al salón, quiero que me leas.
Cuando le presenté el plato con lo que le había preparado, su mirada me indicó que había acertado. Me entregó el libro y me dijo que lo abriera al azar.
-Léeme desde el inicio de la página. Quiero que mi cachorrito escuche el relato.
Mad_sum estaba de rodillas, naturalmente vestido sólo con los boxers al igual que yo mismo y le acariciaba con más devoción que habilidad los pies. Levantó la vista y pareció agradecerme que no mostrara signo alguno de enfado por estar ocupando el lugar que cree me pertenece, a los pies de la DIOSA.
Estuve casi una hora leyendo, procurando que no se me secara la garganta, aunque en ningún momento tuve el apoyo de un mísero trago de agua.
Cuando iba por la página en la que Nefer se entera de la relación de Martín con Solange y se muestra consternada, la DIOSA le ordenó que se detuviera. A mí me dio con su vara en el rostro. Entendí su mensaje. Fue entonces cuando comentó más abiertamente el asunto de la película, con él.
-Es una propuesta que me atrae. Y mi amigo Raúl es estupendo, algunos dicen que es de puta madre. Por cierto, nada de decir palabrotas, éste… –y me señaló con la vara –…ya sabe que no las digo ni me gusta oírlas, pero en este caso tengo disculpa, él suele calificarse así.
Entendí que se refería a su amigo, el productor o director o lo que fuera. No sé si mad_sum lo captó todo, fundamentalmente lo de las palabrotas.
Siguió explicando algo del argumento. Antes le indicó al joven cachorro que tomara asiento en una banqueta. A mí me hizo una seña para que tomara el lugar del joven y me dedicara a sus pies. En realidad me puso el derecho en la boca obligándome con el gesto a tener que respirar por la
nariz sino quería ahogarme. Así me tuvo mientras conversó, pues eso fue lo que hizo, con mad_sum, dándole las explicaciones que él le demandaba, con miedo y respeto al principio, pero a medida que avanzaba la conversación con mayor atrevimiento. Dejé de tener duda, si era que todavía poseía alguna, al respecto de lo que sentía la DIOSA por su nuevo cachorro. Lo quiere en su cuadra, pero ocupando un lugar especial, prominente. Por mi parte no hay problema, no sólo lo admito, lo respeto y cuidaré para que ese muchacho no la defraude, a fin de cuentas es lo que me ha encomendado.
Una media hora más tarde, mi DUEÑA me indicó que fuera por bebida a la cocina. Él también pidió, sin reparo. Obedecí y al volver con los vasos, escuché como ELLA le hablaba de la fiesta nocturna.
-Lástima que no estés aquí la próxima semana. Estoy invitada a una fiesta de Haloween y voy a ir de Novia Cadáver. Hoy simplemente quiero presentarte a unos amigos.
A mí difícilmente me ha llevado a esas fiestas privadas, sólo en un par de ocasiones y porque lucía estaba enfermo. No le gusta presentarse sin alguno de sus esclavos. Al parecer, éste sustituiría aquella noche de sábado a su habitual acompañante. Me pregunté, de nuevo con su pie forzando llegar a mi nuez, si lucía se lo tomaría con tanto fair-play como me lo tomo siempre yo. No es tan comprensivo y en ocasiones me ha hablado del ramalazo de rabia que le invade cuando constata que por más que se esfuerce nunca será el único o simplemente el más importante. A la mayoría de hombres les cuesta admitirlo, por muy sumisos e incluso esclavos que se tengan. Creo que mad_sum es del mismo talante, habrá
que verlo pues cuando perciba que no va ser el único ni el primero aunque en este fin de semana la DIOSA lo está haciendo pasar en todo momento por delante de este esclavo veterano de nombre writer.
No se quedaron a cenar en la casa, en cuanto ELLA estuvo dispuesta, elegante a pesar de vestir casual, marcharon. No tardé en ponerme con la segunda entrega de la novela cuyo título se ha hecho tan firme en mi vida ya que las ataduras invisibles y también las visibles, las evidentes y las imaginarias, todas ellas como cuerdas que atan, me unen y unirán a la DIOSA mientras ELLA lo decida.

No regresaron para dormir. Supe después por boca de mi DUEÑA que su joven cachorro la había invitado a pasar la noche en un hotel de Barcelona, uno de cuatro estrellas. No la volví a ver hasta el domingo por la tarde noche, en cambio la que se presentó en casa de la DIOSA sobre las diez de la mañana, fue Amparito. Tenía curiosidad por saber algo más del asunto de la película, eso me dijo en cuanto la dejé penetrar. Tan pronto cerré la puerta de la casa, me sugirió que me pusiera cómodo, sin vergüenza.
-A veces cuando paso por aquí, te miro, estás en pelotas. No veo porque ahora tienes que ponerte esos calzoncillos horrorosos, aunque sean los que le gustan a Nefer.
No me importó obedecerla, en realidad es algo que a la DIOSA le complace, que en su ausencia cumplimente a sus amigas y amigos y Amparito, lo es, una buena amiga aunque no ejerza ni de dominante ni mucho menos de sumisa. En realidad, la mujer Mónika, gusta
enormemente de no sólo relacionarse con gente vinculada al bdsm pues considera que en todas partes se encuentran personas interesantes.
Cuando le comenté que habían pasado la noche fuera se lanzó a pincharme.
-Vaya, vaya, a ver si te vas a quedar sin trabajo.
Me molestó aquella comparación.
-Perdone, pero no es mi trabajo.
-Claro, entiendo, no te paga. Pero perdona si te he molestado.
No se cortó entonces en manosear la jaula de mi pájaro, como ella llama al aparato de castidad que con tanto orgullo llevo puesto.
-Desde luego, los tíos sois raros. Mira que dejar que os enjaulen así la polla. Aunque te soy sincera, me pone cachonda. No tendrás a mano la llavecita, ¿verdad?
No quise contrariarla, no obstante debía dejarle bien claro quién manda en mi persona y por ende en mi aparato.
-No, señora. Pero si la tuviera, tampoco podría ofrecérsela.
-Joder tío, mira que eres sumiso. ¿No tendrás por casualidad algún amiguete al que no le importe servir a una gorda?
Tampoco mi afán tenía a ver con despreciarla ni humillarla, bien al contrario.
-Conozco individuos a los que precisamente les gustan las gorditas como usted. Pero no son sumisos ni creo que lo sean nunca. Eso es algo que se siente o no.
-Y tú, claro, lo sientes.
-Sí señora, aunque no para ofrecérselo a cualquier dama.
-Sólo para ella, claro está.
-Pues sí. Sólo para ELLA.
Se quedó pensativa un momento aunque siguió jugueteando con mi cb6000 y naturalmente obligándome a sentirme en tensión.
Por fin lanzó su órdago.
-¿Pues sabes qué te digo…? –y dejó la pregunta en el aire. Esperaba que la secundara. Lo hice.
-¿Qué…?
-Que me apetece que me comas el coño. Hoy es domingo y me apetece enfrentarme a las duras horas del almuerzo en la taberna, satisfecha. ¿Qué te parece? ¿Llamo a Nefer y le digo que me lo has comido o sencillamente me lo comes y eso queda entre nosotros?
Joder con la tía. Me estaba chantajeando y no quería correr el riesgo que mi DUEÑA la creyera a ella en lugar de a mí.
-Por cierto, no tengo mucho tiempo, de modo que elige. O me satisfaces o prepárate a convencer a tu dueña que dices la verdad. No creo que lo consigas, pues más de una vez me ha comentado que en cuanto ella se va, te quedas en pelotas, desobedeciéndola claramente, además de tomarte otras libertades que cuando ella está presente ni te atreves a pensar. ¿Qué? ¿Jugamos a ver a quién cree?
Cuando cerró la puerta tras suyo, supe que me había equivocado, pues a partir de aquel momento me tendría cogido por las pelotas, las mismas que viven enjauladas y que gritó cuando se corría por segunda vez: – ¡¡y el próximo día, quiero que tengas en tu poder la llave, cabrón!!
La DIOSA regresó de su periplo con su nuevo cachorro, cansada y satisfecha, por tanto no prestó atención a los nervios que me atenazaban. No obstante esa noche de domingo no pude pegar ojo y la causa no era su nueva adquisición. Intenté durante varias horas convencerme que no debía delatarme ni de forma expresa ni tampoco por algún descuido. Por la cuenta que le traía a Amparito, no creía que ella dijera nada, a fin de cuentas podría disponer de una lengua para saborear el sentirse también dueña, aunque fuera a la manera como ella entiende el poseer un macho.
Respecto a mad_sum la DIOSA compartió conmigo el lunes por la mañana que quiere darle una oportunidad para que vaya adentrándose en el bdsm, poco a poco, pues tiene miedo y paranoias. Ha regresado a Madrid y no le ha puesto fecha para que regrese a Barcelona. ELLA no obstante ya le ha dejado claro que no va ser un esclavo como yo, para él tiene reservado un papel diferente, probablemente menos sumiso. Al mediodía no obstante, le oí decirle por el móvil que durante unos días no se comunicarían, para que él pudiera decidir con calma qué quiere hacer con su vida. Está decidida a no cogerle el teléfono, aunque los mensajes del joven se lo imploren. Me ha sabido mal por el muchacho y como no y sobre todo por la DIOSA a la que siempre le deseo lo mejor, aunque vaya en perjuicio mío.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.


martes, 5 de noviembre de 2013

Un nuevo compañero (continuación – el almuerzo)

Cuando regresaron Amparito con cara de satisfacción y mad_sum com la vista baja, pude comprobar de nuevo como mi DUEÑA suele acertar cuando vaticina algo, aunque he de confesar que no suele hacerlo a menudo. Amparito llegó con tres dedos levantados de su mano derecha y un postre para la DIOSA. Un helado de vainilla con chocolate caliente fundido por encima. Antes de que mad_sum tomara asiento, la DIOSA se levantó para ir al servicio, entonces yo le indiqué al joven que permaneciera en pie, esperando el regreso de la DIOSA. Nos convertimos de nuevo en foco de atención de todas las mesas, ya que antes de dirigirse al interior del local, la DIOSA toqueteó el collar de mad_sum para comprobar si estaba en su sitio. Lo recolocó y ese gesto hizo que todos los presentes se fijarán mucho más en que tanto él, como yo y Zeus estábamos decorados con tan llamativo elemento. Observé como algunos se hacían comentarios en voz baja y a continuación sonreían. Me fije sobre todo en un par de chicas jóvenes que acompañaban a dos tíos de cierta edad. No tuvieron reparo en señalar a mad_sum. Él se intranquilizó. Le tuve que serenar.
-No les prestes atención. Piensa únicamente en que estás cumpliendo con el protocolo debido. No debes esperarla sentado. En su ausencia debes permanecer en pie, da igual lo que piensen o crean los demás. La mayoría nos tomarán por excéntricos o caballeros galantes llegados de otra época, nada que nos pueda hacer daño, pero defraudarla a ELLA te
sumirá en un remordimiento terrible. Recuerda, sé útil y apreciable, en todo momento y aunque tengas a todo el mundo en contra.
Creí convencerlo, pues de inmediato miró a las descaradas chicas, con mayor descaro, tanto que uno de los hombres fue a levantarse. Amparito que había observado la escena sin intervenir, lo detuvo ofreciéndole: – ¿otro whisky? –A la afirmación del malcarado tipo, ella gritó al camarero homosexual: – ¡Fermín, cuatro whiskys! –Me pareció oír que le decía a aquel tipo y en voz baja y susurrante: –invita la casa, pero sólo al tuyo. De modo que siéntate y enorgullécete de que te tengan envidia. Esos pibones que te acompañan, es normal que un chico joven se fije en lo afortunado que eres.
Lo convenció o simplemente lo conocía. Cuando regresó Nefer, todo había ya pasado. Entonces y tras sentarse ELLA, lo hicimos ambos. Pronto la DIOSA volvería a imantar la atención de los presentes, casi todos ya en el postre, café o bebidas de remate.

Tras sentarse y comenzar a juguetear con el helado utilizando la cucharilla para que se deshiciera más rápido, le ordenó a mad_sum que tomara asiento a su derecha. Habíamos estado ocupando durante todo el almuerzo las dos sillas frente a ELLA. Entonces inició un juego que a mí me pareció horrendo y en cambio a mad_sum le debió trasladar al nirvana. Tomaba un poco de helado revestido del caliente chocolate y lo arrojaba sobre nosotros sirviéndose de la cucharilla a modo de catapulta, primero a uno y luego al otro, y apuntando en ambos casos a nuestros rostros. Varias gotas del helado hacían diana en nariz, ojos, orejas,
mejillas, algunas caían sobre el cuello o sobre la camiseta. Inmediatamente se acercaba a mad_sum para lamerle las gotas del rostro al tiempo que Zeus la imitaba pero limpiando con su lengua mi cara. Y así estuvo entretenida un par de minutos, los necesarios para que toda la concurrencia le riera o se lo hiciera creer, el atrevimiento. Cuando se cansó, ambos con la cara llena de saliva, mad_sum de divina saliva de la DIOSA y yo de pegajosa saliva de Zeus, apareció de nuevo Amparito. Tras haberle traído el postre a Nefer se había dirigido a terminar de servir las mesas que todavía quedaban y a cobrar las cuentas de la mayoría de clientes. Se sintió atraída lascivamente por el espectáculo, de modo que oí preguntarle a Nefer: – ¿me dejas ahora a mí? El chico se ha comportado y se merece que también yo lo limpie.
La DIOSA la autorizó al tiempo que pedía otro postre. Amparito le hizo una seña al camarero y éste llegó con un nuevo helado bien recubierto de chocolate caliente. Por un momento temí que a él lo autorizaran ambas mujeres a ocupar el lugar de Zeus.
Se estuvo entreteniendo entonces Amparito con mad_sum al que al parecer eso de que lenguas de mujeres lo lamieran empezaba a gustarle. Durante el par de minutos en que Amparito se complació con el jueguecito aún tuvo tiempo de indicarle a Nefer: –veo que a éste también le tienes enjaulado el pájaro. –A lo que Nefer respondió: – ¿te hubiera gustado tenerlo a tu disposición?
-Mujer, un poco de libertad no le viene mal a nadie, ¿no crees?
-Pues vente esta noche a casa, los dejaré volar sólo para ti.
-Que puerca eres. Ya sabes que no puedo, que hoy hasta las tres, como menos, estaré aquí encadenada, como una puta esclava. Los sábados sólo son para los que pueden poseer esclavos.
-Pues entonces, tú te lo pierdes. De todos modos y en tu honor, permitiré a sus pajaritos que vuelen libres, bueno hasta cierto punto.
Amparito puso cara de cierto desconsuelo. Creo que estuvo a punto de mandar a tomar por el culo el trabajo. Sin duda deleitarse con el pájaro de mad_sum era lo que realmente la atraía para aquella noche.
Siguieron ambas mujeres hablando con frivolidad de nosotros, sus perros y Amparito no escatimó en halagos a la predisposición que mad_sum había tenido con sus necesidades. La DIOSA le hizo hincapié que aquello le costaría una invitación. No tuvo que referirlo mucho pues Amparito decidió hacerse cargo de la cuenta. De todos modos Nefer le insistió que le había salido barato, pues: –ya has visto que ellos tres, comen bien poco.
Estoy seguro que Amparito lo pensó pero prefirió no lanzarle lo cabrona que era, a fin de cuentas le había regalado tres orgasmos por una módica suma. En cambio prefirió reírle la ocurrencia.
Como punto final y antes de que la DIOSA diera por concluida la reunión, Amparito se refirió al plan que días antes le había contado su amiga.
-Y entonces, ¿será éste el que hará la peli porno?
-No es una peli porno, es de bdsm.
Amparito no se abstuvo de incordiar todavía más y mejor.
-Está bien, lo que tú digas. Una peli porno de bdsm.
La DIOSA sonrió, ya en pie y con ambos perrillos secundándola.
-Pues te felicito. Creo que lo hará bien, al menos, a mi me ha satisfecho y ya sabes que no soy fácil, pero la próxima vez, lo quiero enterito. A cambio, tienes tres paellas de gratis.
La DIOSA rió la ocurrencia de Amparito y no esperó más a dirigirse hacia su casa. Nos tocaría andar un buen tramo, pero a ELLA le gusta pasear, correr, hacer ejercicio y como no, que sus perrillos también disfrutemos de sus aficiones.
La seguíamos a un metro de distancia y entonces él me preguntó sobre lo de la película. La DIOSA lo oyó y se detuvo.
-¿No te ha dicho tu tutor que no podéis hablar mientras hacéis ejercicio?
-Es que…
-Es que nada. Si quieres saber algo, te acercas y me lo preguntas.
La DIOSA se estaba mostrando seria, autoritaria. Observé a mad_sum preocupado. Quise echarle una mano.
-Verá Señora, el muchacho está preocupado con lo de la película.
-Pues que deje de estarlo. Sólo la hará si acepta, aunque… –y entonces miró directamente a mad_sum –…me decepcionarás si rechazas intervenir. Y ahora vamos a casa, que quiero descansar un poco. Luego te contaré más sobre el tema y calladitos, los dos, venga. –Y entonces ELLA echó a correr. A Zeus le gustó la iniciativa al tiempo que a mí me parecía una nueva tortura. Los tres están en buena forma, sin duda la juventud que hace tiempo se me esfumó.
Llegamos sudorosos y resoplando, sobre todo yo. Nada más entrar en casa, la DIOSA fue desnudándose sin rubor alguno por nuestra presencia y arrojando sus prendas por el suelo. Yo las recogía antes de que Zeus
las cogiera con su boca. Él se quedó boquiabierto atendiendo al hermoso cuerpo de la DIOSA. Entonces oímos su voz.
-Venga, deja de babear y prepárame el baño. Y tú, writer, tráeme una bebida. Luego bañas a Zeus.
Se metió en su habitación y desde allí fue al baño. No tuvo reparo en sentarse en la taza para orinar a pesar de tener cerca a mad_sum manejando los mandos de la bañera y a mí de rodillas sosteniendo su bebida. Zeus mientras tanto se había colocado sobre la cama. Lo acariciaba mientras observaba atenta los torpes movimientos de su cachorro y mi sumisa inmovilidad.
Cuando lo creyó adecuado señaló dirigiéndose al joven: –así que decide, ¿tienes algún problema en serle útil a tu DUEÑA?
Mad_sum se atrevió a girarse y aunque bajó la vista, en su mente seguía con toda seguridad habitando el felino y desnudo cuerpo de la DIOSA tendida sobre la cama.
-¿Se refiere a la película? –balbuceó el joven.
-Sí.
Tras un segundo de dilación, mad_sum respondió lo que ELLA sabía que contestaría.
-Sí Señora, cuente conmigo para, lo que sea.
-Perfecto. Hoy mismo llamaré a mi amigo, el director, para que planifique el rodaje.
Me moví ligeramente para observar con atención el rostro del cachorro. Dibujaba su expresión una mezcla de morbosidad y temor que sinceramente, lo hacía atractivo. Certifiqué entonces que comenzaba a
desprender el halo de utilidad y aprecio que la DIOSA reclama de todos sus siervos, los considere perros, sumisos o esclavos.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

lunes, 4 de noviembre de 2013

VELVET UNDERGROUND - VENUS IN FURS (La Venus de las pieles)

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Un nuevo compañero (continuación – el almuerzo)

Llegó la hora del almuerzo y la DIOSA decidió que fuéramos hasta Casa Paco, una taberna restaurante que regenta su amiga Amparito y en la que preparan unas hamburguesas de ternera y buey muy sabrosas y que a ELLA le gustan mucho.
Cuando llegamos, ELLA decidió acomodarse en la terraza, al sol, nosotros dos, a indicación mía pues mad_sum ya iba a sentarse, permanecimos en pie, esperando que ELLA nos lo autorizara. Amparito no se demoró en aparecer ordenándole al camarero homosexual que la ayuda, que se encargara de las otras mesas. Creo que se había fijado en mad_sum. No tardó en meterse con nosotros, vamos, como hace siempre. A mí, ya me conoce pero…: –vaya hoy traes a otro perrito y mucho más apetecible.
Nuestra DUEÑA sonrió, con esa sonrisa amplia y a la vez cómplice que a mí tanto me gusta. El sol le había sonrosado el rostro y se mostraba bellísima, satisfecha por ser el centro de atención, no sólo de Amparito. Ésta siguió con sus simpáticas punzadas.
-Pero niña, déjales que se sienten, que parecen inspectores de hacienda esperando a la dueña.
Entonces la DIOSA hizo una ligera indicación que sólo yo interpreté, pues mad_sum estaba tan nervioso que creo que lo único que quería era esconderse bajo la mesa, pero para ocultarse. No creo que otra lasciva
intención lo moviera. Lo empujé a sentarse tomándole el brazo. Entonces Amparito siguió hurgando.
-Vaya, si está tan tierno que no se atreve ni a mirar… –casi ni a moverse –manifestó sonriente la DIOSA. –Pues a ver si no le creas tanto pánico, pobrecito. Con lo guapo que es.
Al oír aquella manifestación en tono tan descarado por parte de Amparito, mad_sum enrojeció. Pareció que quería levantar la vista, pero siguió inmóvil, también sus ojos. Amparito prosiguió.
-Desde luego Nefer, eres una abusona, tú con tantos y una, con ese cuerpo tan serrano para dar y vender, a dos velas. Pero dejémoslo, ¿qué va a ser? ¿Lo de siempre?
Amparito que se había regodeado de su gordura: papada, pechos, cadera y piernas bien nutridas, nunca desaprovecha la oportunidad de lisonjear a Nefer a la que admira por su independencia y libertad, también como no, por el hecho de poder escoger entre tantos y distintos hombres. No obstante ella me parece una mujer hermosa de rostro, aunque por lo que cuenta, con poca fortuna con los amores.
-Tráenos dos hamburguesas. La de ellos, la partes en tres trozos, una mitad y dos cuartos. Además mi ensalada favorita.
-¿Una copichuela de vino?
Nefer afirmó añadiendo: –para ellos agua, que los quiero bien enteritos para luego y no me gusta que la alegría sea obra del alcohol.
-Joder tía, los tienes a pan y agua y así y todo te van detrás como… –la DIOSA se avanzó –lo que son Amparito.
-¿Perrillos? –intervino Amparito con cierta sorna.
-Exactamente cariño. Los tres son mis perrillos.
La gente que estaba sentada en las mesas aledañas, prestaba atención a la conversación de las dos mujeres. A mí ya no me coge de improviso, conozco que a mi DUEÑA le gusta este provocativo juego y en cierto modo no sólo lo espero, sino que la sigo, sólo hasta el punto en que observo puede convertirse en peligroso si los que tenemos cerca son gente, digamos, especial, aunque algunos los calificarían como normales. Por suerte, no había demasiados clientes a aquella hora, faltaba todavía media hora para las dos de la tarde.
Cuando Amparito trajo los platos, siguió con el jueguecito.
-Así, ¿sólo les vas a dejar comer eso?
-Naturalmente cariño y antes que los grandotes lo ha de hacer Zeus, ya sabes, mi perro favorito.
No hubiera hecho falta aquel comentario pues no desconozco que la prioridad en comer es siempre para Zeus. Fui a darle su bocado pero una mirada de la DIOSA me ordenó que se lo entregara a mad_sum.
-Toma, dáselo tú. Para que te vaya conociendo y estimando –le dije.
El joven pareció no entender, pero en cuanto Zeus, como si fuera una persona, acercó su boca abierta a la mano de mad_sum, éste comprendió.
-Ves cariño, se quieren y se respetan, sobre todo los dos grandullones. Saben que si quieren seguir perteneciéndome también han de cuidar y muy bien a mi guardián.
Amparito entonces se sentó con nosotros.
-Joder tía. Mira que los tienes bien puestos y aquí, delante de la gente. Me tienes que explicar cómo lo haces, para que te obedezcan así.
La DIOSA sonrió. Dio dos bocados a la hamburguesa y entonces se le ocurrió otra idea. Primero preguntó.
-Por cierto cariño, ¿cuánto tiempo hace que no te comen el coño?
-Shhhh. Joder tía –susurró Amparito, un tanto atribulada. A mí me pareció que la simulaba, la atribulación.
-Venga cariño, no te hagas la estrecha. ¿Dos, tres, cuatro…semanas?
La cara de Amparito se tornó una especie de poema tragicocómico, pero no respondió.
-¿Meses? No jodas.
Volvió a insistir Amparito en el sssshhhhhh.
-Pues mira por donde, hoy va a ser tu día de suerte. Te lo van a comer, uno de estos dos machotes y para ello…
A todo esto ni mad_sum ni yo habíamos hecho ademán de probar el bocado que probablemente sería todo nuestro almuerzo.
Entonces la DIOSA empezó a sortearnos: –pito, pito, colorito, dónde vas tu tan bonito, a la era verdadera, pim, pam, fuer…..ra.
Me tocaba a mí satisfacer el capricho de mi DUEÑA, es decir, comerle el coño a su amiga gordita. Pero la DIOSA prefirió que su dedo señalara a mad_sum, en un claro ejemplo de arbitrariedad. Él, al presenciar que el apéndice de su idolatrada lo señalaba, todavía enrojeció más. Creo que en aquel momento estaba en un tris de levantarse y huir, aunque fuera corriendo hasta Madrid. Sin embargo logró dominarse, o eso me pareció, pues balbuceando y tremendamente nervioso preguntó: -¿aa h ora mis mo Señ ora?
La DIOSA sin abandonar la tierna que a la vez maliciosa sonrisa de su hermoso rostro movió lentamente su cabeza dibujando en el aire el signo de afirmación, al tiempo que indicaba con voz segura: –y donde ella te diga. –Antes de que Amparito y el joven se levantaran para celebrar el encuentro, pues para ella y por la expresión de su cara, iba a ser una celebración, la DIOSA le indicó con la misma lentitud: –escoge tú el servicio, cariño. – A lo que Amparito respondió: –el de mujeres, no te jode, que además de estar limpio, si nos ven, que la vergüenza sea para él. –Y entonces la DIOSA añadió: –perrillo. –Fue la apostilla con la que pareció darles la señal para que nos dejaran a la DIOSA, Zeus y a mí, solos en la mesa. Entonces una mirada suya me autorizó a comerme mi pedazo, pero el de mad_sum fue Zeus quién de un brinco se lo zampó. Quizá el perro entendió que al dejar la mesa el joven perdía su derecho al pedazo de hamburguesa o quizá interpretó que el destinatario del menguado trozo no saciaría suficientemente el hambre sexual atrasada de la gordita Amparito y que cuando regresaran y la DIOSA conociera el fracaso por boca de su amiga, ese sería el castigo para mad_sum. No tengo duda, ese perro de cuatro patas, conoce mucho mejor que cualquiera de nosotros, sumisos o esclavos, la forma de pensar de nuestra DUEÑA. Pero lo cierto es que no fue así. Según me contó aquella noche, cuando estuvimos un instante solos él y yo, Amparito había quedado tan satisfecha de su lengua que lo premió sin que su amiga Nefer se enterara y en el mismo servicio de mujeres, con una hamburguesa para él solo. No habría hecho falta pues mientras la DIOSA comía su ensalada y su hamburguesa, me comentó que conocía
suficientemente a su amiga para que: –primero, se correrá sólo con ver la polla de mad_sum y cuando la trabaje, no creo que lo haga menos de tres veces más y segundo, lo premiará con una hamburguesa para él solo. En realidad por eso lo he elegido. Está mucho más delgado y es más joven que tú y necesita crecer, en kilos, pero sobre todo en sumisión. Le vendrá bien esa experiencia para hacerlo.
De nuevo mí DUEÑA me había sorprendido, por ello horas después, cuando mad_sum me reveló su secreto tuve que esforzarme en parecer no sólo sorprendido sino también preocupado por si la DIOSA se enteraba. Aproveché para reiterarle que si quería ser útil y apreciable a la DIOSA no cometiera indisciplinas y mucho menos a sus espaldas: –es algo que no te perdonará jamás.
Cuando el lunes, le conté a la DIOSA que mad_sum se había comprometido a no pasarse jamás de la raya, me acarició la cabeza, dándome a entender que estaba haciendo bien mi labor de tutoría en la sumisión de su ya apreciable cachorro madrileño.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

miércoles, 30 de octubre de 2013

POEMA DE UN PERRO HACIA UNA AMA

Hoy tengo el placer de dejaros una muestra de cariño de mi recien estrenada mascota... Me desperté esta mañana y me la habia dejado en un mensaje...aunque no lo suela decir,me gusta que penseis en como sorprenderme.
 Yo soy el que te espera...

 Tu coche tiene un sonido especial y puedo reconocerlo entre mil. Tus pasos tienen un timbre mágico, son música para mí. Tu voz es el mayor signo de mi tiempo feliz y, a veces, no es necesario mencionar: oigo tu tristeza. Si veo tu alegría, me hace feliz! No sé lo que es olor bueno o malo, solo sé que tu aroma es el mejor. De algunas presencias a veces me gusta. Otras, no tanto. Pero tu presencia es lo que mueve mis sentidos. Tu despierta, me despierta. Tu durmiendo eres mi Diosa, reposando en casa, y yo cuido tu sueño. Tu mirada es un rayo de luz, cuando me doy cuenta de tu despertar... Sus manos sobre mí, tienen la ligereza de la paz. Y, cuando Tu sales, todo está vacío otra vez... Y vuelvo a esperarte siempre y siempre... Por el sonido de tu coche; Por tus pasos; Por tu voz; Por tu estado siempre inconstante del humor; Por tu olor; Por tu reposo bajo mi vigilia; Por tus ojos; Por tus manos. Y soy feliz así. Yo soy el que te espera: _¡Soy tu perro!!!

Un nuevo compañero (continuación – 3ª parte)

De forma expresa, no le había hecho referencia alguna a Mad_sum sobre el contacto físico con la DIOSA. Había presenciado como ELLA le había permitido tontear durante la cena de la noche anterior y por tanto desconocía si con él, ELLA iba a aplicar una política bien distinta que la que me había impuesto a mí desde el primer día. “Tus manos sólo me sirven para trabajar y en contadas ocasiones para masajearme los pies. Tu boca y lengua, para lamerlos y tus órganos sexuales para divertirme castigándolos”, esas habían sido sus diáfanas indicaciones desde el primer instante, por ello me sorprendió el día que me ordenó que le masajeara la espalda. Según manifestó, se la sentía extremamente cargada, intuí que fue la justificación y en otro momento se me hizo la luz, el día en que me permitió secar su hermoso y desnudo cuerpo tras tomar el baño que tanto la reconforta. Pero no me autorizó a aproximarme más a su delicado cuerpo a excepción de también, calzarla o descalzarla. Por ello sólo en mi imaginación puedo degustarla, lamerla, acariciarla y por supuesto yo mismo me censuro para acercarme en demasía a sus órganos más sensibles, sus hermosos senos y su seguramente, cálido sexo. Lo acepté desde el primer día y por tanto nada tengo que objetar, pero no puedo dejar de compartir que es un suplicio más de mi condición, quizá el más hiriente. Quizá fuera ésta, otra de las razones por las que no le comenté nada a mad_sum. Siento vergüenza de admitir que estoy conformado a servirla en la máxima cercanía sin poder ofrecerle todo lo que llevo dentro. Puede que la siguiente tortura sea tener que sentir sus estremecimientos a través de las descripciones que pueda regalarme mad_sum, o consolarme a través de sus confesiones, pero probablemente ni eso tendré en el futuro, o bien porque a él también le negará ese inmenso placer o simplemente porque no quiera compartirlo conmigo. Un verdadero esclavo es fiel hasta la muerte y el concepto de lealtad lo entiende como si se lo hubieran implantado a fuego, al menos es lo que a mí me ocurre y supongo que será lo que a él también le ocurrirá. De todos modos, quizá antes de que ELLA dé por concluido el aleccionamiento que me ha ordenado, me atreva a departir con el alumno mad_sum sobre este aspecto tan relevante y a la vez tan inalcanzable. No obstante cuando me refirió que él sólo estaría en la casa durante el fin de semana, me quedé en cierto modo reconfortado, por tanto si aún persistía en mí algún impedimento en abrirme completamente a aquel joven que tanto parecía agradarle a mi DUEÑA, desapareció totalmente. El desayuno fue rápido pues la DIOSA no tenía demasiado apetito y aunque siempre le preparo más cantidad de la que presumo se comerá, no tuve tiempo de engullir todas las sobras. Hacía horas, -desde el mediodía anterior-, que no había comido nada, por tanto la dieta a que me tiene sometido desde que vivo en su casa se estaba convirtiendo en extrema. En cambio no reprendió a mad_sum por agarrar un par de magdalenas cuando ya estábamos vestidos para acompañarla a pasear por la playa. Estos días de finales de octubre están siendo calurosos y por ello no desdeña acercarse hasta la arena y tomar el sol. A nosotros nos reservaba un poco más de ejercicio, aunque tras unos minutos, me ordenó que paseara a Zeus mientras ELLA invitaba a su nueva adquisición a acompañarla. Me lo señaló con un autoritario: “vuelve en media hora”. Me dediqué a su mascota mientras ellos dos se quedaban tendidos sobre las toallas que les había dispuesto. Estaba espléndida con aquel bikini negro. Me alejé con cierta envidia por no poder tenderme a su lado para estar pendiente de sus caprichos. No obstante con rapidez disipé ese sentimiento que en nada me beneficia pues de inmediato pensé en ELLA y su felicidad ya que no era la primera vez que la veía quedarse con otro hombre, libre o sumiso y disfrutar a su antojo de él, algo que en realidad me complace, pues a pesar de que pueda parecer absurdo, esa complacencia que imagino en ELLA llega hasta mí y ese joven posee un cuerpo joven, agraciado, dispuesto para que ELLA lo disfrute si ese es su deseo. Paseando a Zeus, sentí necesidad de tomar el sol sin la camiseta. No me importó que los que se cruzaban conmigo me observaran curiosos. Doy por sentado que el collar es llamativo, mucho más si observan el de Zeus. Ambos son parecidos, del mismo material, cuero negro y con anillas, el sólo dos, la que está libre para sujetarlo a través del mosquetón de la correa y aquella de la que pende la plaquita en la que está inscrito su nombre. En cambio el mío, claveteado como el de la mascota, tiene dos aros libres de los que aquel día de sábado colgaban cuatro mosquetones. Me los había hecho colocar mi DIOSA por si “me apetece manteros unidos por las muñequeras o para que andéis manteniendo el paso gracias a tener vuestros tobillos encadenados”. Cuando lo dijo, me corroyó por mi interior una sensación de pertenencia que estuvo a punto de hacer que me tambaleara. Es algo que me sucede cuando me maniata de alguna de las múltiples formas en que puede hacerlo la DIOSA. Es entonces, cuando me sujeta o me ata, que me siento más propiedad suya y es una sensación que me embarga, casi me obnubila por completo y ELLA lo detecta. El paroxismo llega cuando en esa sometida posición me ordena introducirme en la jaula que hay en el Templo o la que posee en su casa y que debo mantener en perfecto estado de revista. Es en estos momentos cuando todo mi cuerpo se estremece, por tanto que salga a pasear junto a ELLA portando colgados de los aros de mi collar, los mosquetones con los que pueda maniatarme de manos y pies cuando a ELLA le plazca y quizá delante de otras personas, me subyuga por completo y puedo afirmar que es una de las sensaciones más estimulantes y excitantes que puede regalarme. Durante los treinta minutos en que estuve cumpliendo sus órdenes, recordé una de las preguntas de mad_sum. “¿Y cómo la conociste?” No le obvié mi encuentro con el busto de la Diosa Nefertiti cuando visité el “Neues Museum” de Berlín. El busto de aquella reina que había vivido tres mil trescientos años antes me cautivó y cuando dos meses después, pululando por Internet me encontré con las fotos de la Diosa Nefer, aquella influencia que me había llevado de Berlín renació en mi interior. “Es ELLA” me dije y sentí un deseo irrefrenable de acercarme y ofrecerme. “Así fue como me sentí atado de por vida a esta bella mujer”, le confesé al joven. Luego le expliqué la necesidad que experimenté por escribirle y dedicarle una novela. Ella, asintió, “pues creo que nadie se lo había propuesto, por supuesto ningún sumiso”. Le conté también que en los primeros encuentros me dedique a leerle las primeras partes de la historia y que a ELLA la complacía debido a que esos encuentros eran distintos a las sesiones habituales con otros sumisos. Fue entonces cuando él me confesó que no escribía, pero que lo intentaría. Temí que fuera del agrado de la DIOSA y eso significara mi destierro de su vida, pues no dudo que el joven intentará por todos los medios regalarle relatos que puedan complacerla. Cuando regresé, pasados más de treinta minutos, ambos estaban sentados en la terraza de uno de los últimos chiringuitos que todavía permanecía abierto en aquella fecha. Estaban tomando unos refrescos y departían como dos viejos amigos. No escatimaban las sonrisas e incluso ELLA tenía deferencias con el joven que pocas veces he visto con sus amigos. Me sentí celoso, levemente, pues no lo he sido nunca, pero de nuevo me asistió el sentimiento de felicidad: ELLA se veía feliz, radiante, alegre. En silencio di gracias a mad_sum pues algo tenía a ver en ello. Decidí entonces que si ELLA me lo autorizaba, escribiría sobre la llegada a su vida de ese joven que parecía gustarle no sólo en condición de sumiso, también como posible compañero vainilla. A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

lunes, 28 de octubre de 2013

Un nuevo compañero (continuación)

El nuevo compañero, se avino, -como no podía ser de otro modo, al menos de momento-, a las condiciones que DIOSA NEFER había clamado serena y autoritariamente mientras descansaba sus piernas sobre mi espalda. La velada no dio para más, Ella decidió que era hora de acostarse pero antes sometió a su nuevo cachorro a la última de las humillaciones que le tenía preparada para aquella noche. Me ordenó que fuera en busca del cb6000 que utilizo como recambio para cuando desea modificar mi atuendo y cuando se lo mostré pensando que sería yo el depositario de tan linda joya que se utiliza para paliar deseos indeseables de los machos, me indicó que se lo colocara al joven. Éste al oír el capricho de la DIOSA pareció echarse atrás en lo manifestado sólo unos minutos antes. Me quedé en espera, atendiendo al resultado de aquella, en realidad, tenue rebelión. Se atrevió incluso a señalar que quería que fuera la DIOSA quien se lo colocara, o él mismo, pero los dos sonoros bofetones que ELLA le propinó, le hicieron entrar en razón. Acababa de aceptar de forma tácita que su cuerpo ya no le pertenecía y aunque él no hubiera sido capaz de definirlo así, su cerebro lo había asumido subconscientemente, pero en verdad con toda la consciencia que los seres humanos tenemos a nuestra disposición. Obedecí entonces. Se lo coloqué con facilidad a pesar de que sus atributos genitales son de buena proporción, aunque en aquellos momentos cruciales de su todavía corta vida de sumiso parecían haberse empequeñecido para facilitarme la labor o quizá porque todo él lo había hecho, influido por la singular experiencia que estaba viviendo. Cuando concluí, la DIOSA nos indicó que ya podíamos acostarnos. A él le permitió hacerlo, -tras disponer yo un sencillo colchón en el suelo junto a la cama de ELLA-, naturalmente desnudo y encadenado a las patas de su lecho. Cuando estuvo ubicado, lo cubrí con una sabana y entonces pude retirarme a mi limitado colchón de espuma junto a la cesta en la que suele dormir Zeus si es que la DUEÑA no le permite hacerlo junto a ELLA. Esa noche prefirió que fuera yo quien lo acunara o simplemente soportará sus modos perrunos. La noche fue calmada, nada reseñable a excepción de mis necesidades biológicas. Al parecer el muchacho no necesitó levantarse pues no lo oí ni moverse. De todos modos no habría podido hacerlo. Quizá por ese motivo al desencadenarlo, -tan pronto Zeus quiso salir al jardín-, imitó al chucho y vació una cálida y humeante meada en la parte posterior de la casa. No se disculpó, pero se justificó alegando que no podía reprimirse por más tiempo. Lo comprendí y no le recriminé pues bastante tenía con intentar calmar a Zeus que no paraba de ladrar, molesto seguramente porque otro animal se atreviera a imitarlo. Temía que despertara a la DIOSA y sufriéramos su mal humor, fundamentalmente yo, al comprobar ELLA que no estaba sabiendo aleccionar debidamente a su nuevo cachorro, encargo que me había dejado claro quería que llevara a cabo. La DIOSA hubiera podido pensar que la estaba desobedeciendo a conciencia para evitar que algún día pueda sustituirme por su nuevo cachorro madrileño y eso habría sido fatal, pues quizá habría decidido hacerlo, sustituirme, mucho antes, puesto que candidatos no le faltan. Cuando el joven pareció liberado, le señalé que debía ponerse de inmediato los boxers de color negro. -Nuestra DIOSA no acepta que vayamos en pelotas a no ser que ELLA lo ordene. Supongo que te has traído unos, sino, te dejo los de repuesto. El muchacho entonces se interesó por aquella indicación. -Pero si al llegar ayer, tú estabas en bolas. -Lo estoy cuando ELLA no está. Para trabajar me siento más cómodo y además no se me ensucian. Le disgusta que los manche, ya sabes. -Y con ese aparato, ¿puedes dormir y hacer las cosas? Me duelen los huevos una barbaridad. -Te acostumbrarás, ya verás. Es al principio, luego hasta te sentirás desnudo cuando ELLA te ordene sacártelo. -¿Ah sí? ¿Y cuando es eso? -Cuando le apetece jugar con tus huevos o que lo hagan sus amigos o sus amigas. -¿Amigos también? -Mira…, por cierto, ¿cómo quieres que te llame? -Mad_sum. -Pues bien Mad_sum, acostúmbrate a servirla en todas las formas imaginables, aunque por mi experiencia sé que no dejará de sorprenderte. Es su especialidad, por tanto, mente abierta y disposición total. Vamos, si quieres seguir perteneciéndole. Me gustó que preguntara, era indicativo de que tenía interés y lo más importante para mi cometido, me aceptaba como tutor de su deseada sumisión. -Verás Mad_sum, el protocolo es fundamental. Supongo que lo tienes claro. ELLA está por encima de todo, tú y naturalmente yo, estamos a su servicio, para cuidar sus cosas y sobre todo hacerle la vida más fácil y divertida y si su antojo del día es fustigarnos, humillarnos, acariciarnos, insultarnos, atarnos, -ves, eso le gusta mucho, atar a la gente-, bueno, a la gente como nosotros o a los sumisos que la visitan en su Templo. Por cierto, ¿imagino que ya lo has visitado? –El joven afirmó. –Pues dime, pregunta cualquier cosa. Hoy es sábado y dormirá algo más. Es lo que suele hacer los sábados. No trabaja y por tanto descansa hasta más tarde. Luego, quizá quiera que la acompañemos a pasear por la playa o al pueblo, ya decidirá. Pero pregunta, no te cortes. Como veía que no se lanzaba, continué poniéndolo en antecedentes. Le hablé del desayuno de la DIOSA, del baño, del de ELLA y del de Zeus, también del coche, del cuidado de sus enseres, de la limpieza de la casa, del arreglo del jardín. -Nunca falta trabajo, ya lo verás y procura, a no ser que te reclame, estar ocupado, no le gustan los vagos, ah y tampoco los curiosos o chafarderos. No la sigas con la vista, no persigas su atención, aunque parezca que no te observa, lo hace. No olvides que es una DIOSA. Puedo asegurarte que parece tener un sexto sentido para saber qué haces y dónde estás. Aquella última parte, a Mad_sum pareció sonarle a broma, no se abstuvo de certificármelo, con sorna. No quise corregirlo más que con la naturalidad. -Yo ya te he avisado, es cosa tuya encontrarte de bruces con esa realidad, pero luego no digas que no te advertí. Y por cierto, no hables en su presencia a no ser que te pregunte, tampoco conmigo. Cuando ELLA quiere oírnos, nos lo indica y entonces nos está permitido hablar con libertad, pero cuidado con los atrevimientos, como el de anoche. De momento me tienes a mí para recibir los castigos, pero supongo que pronto te los impondrá a ti, naturalmente cuando sean de tu incumbencia. Entonces Mad_sum se refirió a lo que realmente le preocupaba de lo mencionado por la DIOSA la noche anterior. -Por cierto, ¿has tenido que chuparle la polla a algún tío? Sonreí, demorándome expresamente en responder. -¿Muchas? –preguntó alarmado. No quise atormentarlo más. -Ninguna, aunque si he de serte sincero, el día que me lo ordene, no me cabrá más que obedecerla. -No jodas tío. -Puede que esto también, aunque espero que falte mucho. La única que me ha jodido hasta hoy, y debo decirte que me ha gustado, ha sido ELLA. Ya sabes, le pertenezco y tú, cuando lo haga contigo, también lo aceptarás. Al principio duele un poco, pero luego, te acostumbras, además, sabe cómo hacerlo para que no sólo goce ELLA, también busca el placer del sumiso. Mad_sum se sintió turbado. No supe si por la confesión que acababa de oír o porque estuviera naciendo en él el deseo de experimentar ya, aquella vivencia que acababa de describirle. Proseguí explicándole lo que a mi entender esperaba la DIOSA de su comportamiento. Me fue haciendo preguntas que yo contestaba intentando adornarlas con ejemplos que hubiera vivido o que todavía no había experimentado aunque esperara hacerlo en algún momento, dándole a cada respuesta la veracidad necesaria para que ni se lo tomara a guasa, ni se sintiera atribulado. Estuvimos casi treinta minutos compartiendo aquel trozo del jardín. Cuando el sol comenzaba a deslumbrar mis ojos, intuí que estaría cercana la hora en que la DIOSA abriría los suyos, aquella preciosidad de mirada esperaría sin duda, que sus dos pertenencias estuvieran junto a su cama, de rodillas y con la cabeza gacha, expectante para servirla con devoción. Se lo indiqué y me pareció que su afán por ser más útil y apreciable había crecido. Me atribuí cierto mérito. Estaba seguro que ELLA lo valoraría, es una DIOSA firme, pero justa. A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

jueves, 24 de octubre de 2013

Un Nuevo compañero

Llegó a casa más pronto de lo habitual, faltaba poco para las siete de la tarde, aunque ya había anochecido. Me cogió desprevenido y tardé más de lo normal en arrodillarme a sus pies y besar sus botines. No me lo tuvo en cuenta, sencillamente me señaló que fuera hasta el coche y trajera los paquetes. Lo señaló con gran serenidad, con la calma que suele emplear cuando las cosas suceden según sus deseos. Utiliza un timbre de voz que me ayuda a identificar que no se siente contrariada. No es que cuando se tuercen sus planes pierda la compostura, pues sabe dominar casi mejor sus emociones que a nosotros, sus perros, pero cuando las circunstancias le son favorables, su voz, su mirada, su aroma, sus movimientos la denuncian. A mí, me gusta verla feliz, ¿o no es acaso ese el principal y quizá único objetivo de un esclavo? Me dirigí al coche para cumplir con su mandato y entonces mi sorpresa fue mayúscula. En el asiento trasero estaba tendido un joven. Tenía el torso desnudo y la cabeza cubierta con una bolsa de tela de color oscuro. No se movía. Advertí que llevaba puesto un collar. De él pendía una medalla de metal. Me acerqué y pude leer la inscripción: “esclavo”. Supuse que ese era el único paquete que debía llevar hasta la casa. Le indiqué que se levantara, que la DIOSA NEFER lo reclamaba. Él, pareció molestarse. Gruñó algo que no logré entender, pensé que no le agradaba que una voz masculina lo estuviera recibiendo. Estuve a punto de disculparme, pero me pareció inoportuno. Mi Dueña, había hablado de los paquetes, por tanto en cuanto lo tuve en pie, frente a mí, miré en el portaequipajes. No había nada. Entonces advertí que aquel joven tenía las manos esposadas a la espalda. Le tomé el brazo y lo dirigí con cuidado hasta la puerta que había dejado entreabierta. Pude observar entonces de soslayo a la vecina. Estaba encaramada y observaba por encima de la valla y con atención la escena. Me pareció oír algo como: “otro tarado”. No respondí, es lo que mi Dueña me tiene dicho, “jamás le sigas la corriente, sencillamente está loca”. De todos modos y a tenor de cómo voy normalmente ataviado por la casa y el jardín, completamente desnudo a excepción del collar, las tobilleras y muñequeras y el aparato de castidad, acepté sin enjuiciarla, su opinión. Para alguien a quien le es ajena la felicidad de vivir en esclavitud, le debe parecer un absurdo mayúsculo hacer las tareas de la casa de esa guisa. Penetramos en el interior de la casa y cerré la puerta. Oí la voz de DIOSA NEFER. Me ordenaba llevar el paquete a la cocina. Cuando entré, Ella estaba jugando con Zeus. No hizo falta que dijera nada más. Le susurré al paquete que se arrodillara. Lo ayudé a hacerlo junto a mí. Me pareció que decía algo parecido a “gracias”. Entonces Ella indicó que le liberara de la bolsa. Apareció un rostro joven, bien parecido, nervioso y con una mordaza de bola en su boca. Comprendí entonces sus gruñidos. Zeus se acercó hasta donde estábamos y sin titubear, se orinó en mis desnudas piernas. Mi Dueña sonrió, ligeramente. Al instante y tras indicarme: “ya sabes lo que has de hacer”, prosiguió: –éste es mi nueva adquisición. Quiero que aprenda a comportarse como un verdadero esclavo, a tu lado. Alecciónalo. –Luego, dirigiéndose al joven continuó: –éste es uno de mis esclavos 24/7, el que permito viva aquí. Está muy adiestrado y por tanto será tu maestro en lo más elemental. Procura seguirlo. Puede que algún día lo sustituyas, pues como podrás ver, ya tiene una edad. Tú aportas la juventud que me apetece dominar. Pero no quiero ni riñas ni competencias estúpidas. Da igual lo que él o tú penséis, debéis comportaros como buenos camaradas. Mi bienestar está por encima de celos o envidias. Entonces Ella se dirigió a su habitación. Con celeridad limpié la gracia de Zeus. Me acerqué a continuación hasta la puerta de su cuarto. Esperé de rodillas sus indicaciones. El joven pareció querer entrar sin que Ella lo hubiera autorizado. Lo retuve del brazo, pero él se soltó al tiempo que me espetaba: –no vuelvas a tocarme, imbécil. –No le respondí. Si quería o tenía arrestos para contravenir las indicaciones que tengo tan claras, era sólo cosa suya. Mi sorpresa fue enorme cuando mi Dueña se me acercó molesta. Me fijé no sólo en su crítico semblante, se había despojado de su ropa exterior y sólo vestía la lencería. Me atribuló, -como siempre-, aquella imagen tan bella. Ella lo percibió mientras me lanzaba: – ¿por qué has permitido que entrara? –No supe qué decirle, en realidad no me dio tiempo. –Ve a la cocina y prepara la cena. Hoy no tendrás ni las sobras. –Siempre aceptaré sus decisiones, sean justas o no, es como decidí vivir el día que me entregué a Ella, existiendo para cumplimentar todo aquello que decidiera debía ejecutar, fuera o no de mi agrado, fuera o no de mi competencia, fuera o no patrimonio de mis habilidades y lo reconozco, vivir para Ella y por Ella es lo más extraordinario que me ha ocurrido nunca, por tanto asumí mi culpa y el castigo al que me sometía mi Dueña. De todos modos no esperaba que a mi impuesto ayuno le siguiera el contemplar como, mientras esperaba de rodillas que terminaran sus platos para servirles los siguientes, Ella se permitiera juguetear con aquel “paquete”, del modo en que lo estaba haciendo. ¿Simplemente se trataba de humillar a su más rendido esclavo? No creí que fuera esa la razón, pues jamás me he considerado tan valioso como para ser centro de su atención, en ninguna circunstancia. Me estuve rebanando los sesos intentando descubrir cuál era su empeño mientras tonteaba y lo que me pareció más inaudito, se lo permitía al joven. Él cenaba en la mesa, como un invitado, desnudo eso sí y con el collar puesto, pero permitiéndole libertades que a pocos de sus amigos he visto les permita. Tampoco censuró comentarios, expresiones, impresiones, señalamientos que únicamente a seres libres les admite. En cierto modo me sentía decepcionado y así estuve durante toda la cena. Incluso en una ocasión le ofreció un pedazo de la carne que con tanto esmero había cocinado y cocino siempre para Ella. Pero cuando llegó la hora del postre, todo cambió, para él, pues para mí la situación se hizo todavía mucho más humillante. Les acerqué el café hasta la mesita frente al sofá y luego Ella, tras descansar sus piernas sobre mi espalda, pues yo había adquirido la postura de mesa reposa pies que debo mostrar en cuanto se acomoda en el sofá, comenzó a explicarle que: “hoy te estás divirtiendo y por lo que veo, mucho. Pero no te equivoques, esta noche es especial, es tu primera velada aquí y por tanto he creído conveniente regalarte una bienvenida especial. Pero no te confundas, si quieres seguir siéndome útil, y como no, apreciable, ese será tu papel”, y me pareció entender que me señalaba. “Ya te he dicho que él es un esclavo útil y apreciable, por tanto, no prescindible y eso es a lo que has de aspirar, a ser como él, o incluso mejor, pues tú tienes más posibilidades”. Se detuvo y me pareció oír que sorbía de su taza. Cuando la dejó en la mesita, prosiguió: “verás, eso de ser de mi propiedad, consiste en hacer todo cuanto me apetezca, aunque te produzca vómito. Por ejemplo, a mi esclavo, no le gusta el dolor y tampoco satisfacer a machos como él, pero si le hago una seña para que te la chupe y se trague todo lo que expulses, lo hará y sin vacilar. ¿Tú serás capaz de hacerlo? ¿O estás ya sintiendo repugnancia? Pues bien, me da igual que te disguste, si eso es lo que quiero, lo harás del mismo modo que él lo hará más tarde, si a mi me apetece ver como te corres en su boca”. –Me asusté. Por nada del mundo quería empezar la relación de esclavitud compartida con aquel…, chupándole la polla, pero Ella tiene razón, si me lo ordenaba, lo haría, una o mil veces, las que a Ella le apeteciera. “Y si ahora mismo, te ordeno que lo azotes, tú lo harás y él lo soportará y te irá dando gracias a pesar de que el dolor que le vayas infringiendo sea insoportable. Pues piensa que eso mismo vas a tener que demostrarme que eres capaz de soportar, por mi. ¿Estás dispuesto? Si te respondes dudando, ya no me vales, por mucho que desee que formes parte de mi cuadra. Si es así, puedes levantarte y mi perro te acompañará a Barcelona. Esta noche en el hotel, correrá de mi cuenta, pero espero que tengas la valentía de no volver a dirigirte a mí, en ningún modo. ¿Comprendido?” Jamás la juzgo, sólo la obedezco, con ánimo de agradarla más y más. Hoy, no quiero desvelarles cual fue la respuesta de aquel joven madrileño, pero en algún momento, lo relataré, para su exclusivo placer, pues además de ser uno de sus esclavos 24/7, soy su esclavo escritor y ese rol, difícilmente me lo arrebatará otro esclavo. Lucharé denodadamente para que nadie lo logre, arrebatarme ese papel que estoy seguro, a Ella tanto le agrada. A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.