lunes, 4 de noviembre de 2013

Un nuevo compañero (continuación – el almuerzo)

Llegó la hora del almuerzo y la DIOSA decidió que fuéramos hasta Casa Paco, una taberna restaurante que regenta su amiga Amparito y en la que preparan unas hamburguesas de ternera y buey muy sabrosas y que a ELLA le gustan mucho.
Cuando llegamos, ELLA decidió acomodarse en la terraza, al sol, nosotros dos, a indicación mía pues mad_sum ya iba a sentarse, permanecimos en pie, esperando que ELLA nos lo autorizara. Amparito no se demoró en aparecer ordenándole al camarero homosexual que la ayuda, que se encargara de las otras mesas. Creo que se había fijado en mad_sum. No tardó en meterse con nosotros, vamos, como hace siempre. A mí, ya me conoce pero…: –vaya hoy traes a otro perrito y mucho más apetecible.
Nuestra DUEÑA sonrió, con esa sonrisa amplia y a la vez cómplice que a mí tanto me gusta. El sol le había sonrosado el rostro y se mostraba bellísima, satisfecha por ser el centro de atención, no sólo de Amparito. Ésta siguió con sus simpáticas punzadas.
-Pero niña, déjales que se sienten, que parecen inspectores de hacienda esperando a la dueña.
Entonces la DIOSA hizo una ligera indicación que sólo yo interpreté, pues mad_sum estaba tan nervioso que creo que lo único que quería era esconderse bajo la mesa, pero para ocultarse. No creo que otra lasciva
intención lo moviera. Lo empujé a sentarse tomándole el brazo. Entonces Amparito siguió hurgando.
-Vaya, si está tan tierno que no se atreve ni a mirar… –casi ni a moverse –manifestó sonriente la DIOSA. –Pues a ver si no le creas tanto pánico, pobrecito. Con lo guapo que es.
Al oír aquella manifestación en tono tan descarado por parte de Amparito, mad_sum enrojeció. Pareció que quería levantar la vista, pero siguió inmóvil, también sus ojos. Amparito prosiguió.
-Desde luego Nefer, eres una abusona, tú con tantos y una, con ese cuerpo tan serrano para dar y vender, a dos velas. Pero dejémoslo, ¿qué va a ser? ¿Lo de siempre?
Amparito que se había regodeado de su gordura: papada, pechos, cadera y piernas bien nutridas, nunca desaprovecha la oportunidad de lisonjear a Nefer a la que admira por su independencia y libertad, también como no, por el hecho de poder escoger entre tantos y distintos hombres. No obstante ella me parece una mujer hermosa de rostro, aunque por lo que cuenta, con poca fortuna con los amores.
-Tráenos dos hamburguesas. La de ellos, la partes en tres trozos, una mitad y dos cuartos. Además mi ensalada favorita.
-¿Una copichuela de vino?
Nefer afirmó añadiendo: –para ellos agua, que los quiero bien enteritos para luego y no me gusta que la alegría sea obra del alcohol.
-Joder tía, los tienes a pan y agua y así y todo te van detrás como… –la DIOSA se avanzó –lo que son Amparito.
-¿Perrillos? –intervino Amparito con cierta sorna.
-Exactamente cariño. Los tres son mis perrillos.
La gente que estaba sentada en las mesas aledañas, prestaba atención a la conversación de las dos mujeres. A mí ya no me coge de improviso, conozco que a mi DUEÑA le gusta este provocativo juego y en cierto modo no sólo lo espero, sino que la sigo, sólo hasta el punto en que observo puede convertirse en peligroso si los que tenemos cerca son gente, digamos, especial, aunque algunos los calificarían como normales. Por suerte, no había demasiados clientes a aquella hora, faltaba todavía media hora para las dos de la tarde.
Cuando Amparito trajo los platos, siguió con el jueguecito.
-Así, ¿sólo les vas a dejar comer eso?
-Naturalmente cariño y antes que los grandotes lo ha de hacer Zeus, ya sabes, mi perro favorito.
No hubiera hecho falta aquel comentario pues no desconozco que la prioridad en comer es siempre para Zeus. Fui a darle su bocado pero una mirada de la DIOSA me ordenó que se lo entregara a mad_sum.
-Toma, dáselo tú. Para que te vaya conociendo y estimando –le dije.
El joven pareció no entender, pero en cuanto Zeus, como si fuera una persona, acercó su boca abierta a la mano de mad_sum, éste comprendió.
-Ves cariño, se quieren y se respetan, sobre todo los dos grandullones. Saben que si quieren seguir perteneciéndome también han de cuidar y muy bien a mi guardián.
Amparito entonces se sentó con nosotros.
-Joder tía. Mira que los tienes bien puestos y aquí, delante de la gente. Me tienes que explicar cómo lo haces, para que te obedezcan así.
La DIOSA sonrió. Dio dos bocados a la hamburguesa y entonces se le ocurrió otra idea. Primero preguntó.
-Por cierto cariño, ¿cuánto tiempo hace que no te comen el coño?
-Shhhh. Joder tía –susurró Amparito, un tanto atribulada. A mí me pareció que la simulaba, la atribulación.
-Venga cariño, no te hagas la estrecha. ¿Dos, tres, cuatro…semanas?
La cara de Amparito se tornó una especie de poema tragicocómico, pero no respondió.
-¿Meses? No jodas.
Volvió a insistir Amparito en el sssshhhhhh.
-Pues mira por donde, hoy va a ser tu día de suerte. Te lo van a comer, uno de estos dos machotes y para ello…
A todo esto ni mad_sum ni yo habíamos hecho ademán de probar el bocado que probablemente sería todo nuestro almuerzo.
Entonces la DIOSA empezó a sortearnos: –pito, pito, colorito, dónde vas tu tan bonito, a la era verdadera, pim, pam, fuer…..ra.
Me tocaba a mí satisfacer el capricho de mi DUEÑA, es decir, comerle el coño a su amiga gordita. Pero la DIOSA prefirió que su dedo señalara a mad_sum, en un claro ejemplo de arbitrariedad. Él, al presenciar que el apéndice de su idolatrada lo señalaba, todavía enrojeció más. Creo que en aquel momento estaba en un tris de levantarse y huir, aunque fuera corriendo hasta Madrid. Sin embargo logró dominarse, o eso me pareció, pues balbuceando y tremendamente nervioso preguntó: -¿aa h ora mis mo Señ ora?
La DIOSA sin abandonar la tierna que a la vez maliciosa sonrisa de su hermoso rostro movió lentamente su cabeza dibujando en el aire el signo de afirmación, al tiempo que indicaba con voz segura: –y donde ella te diga. –Antes de que Amparito y el joven se levantaran para celebrar el encuentro, pues para ella y por la expresión de su cara, iba a ser una celebración, la DIOSA le indicó con la misma lentitud: –escoge tú el servicio, cariño. – A lo que Amparito respondió: –el de mujeres, no te jode, que además de estar limpio, si nos ven, que la vergüenza sea para él. –Y entonces la DIOSA añadió: –perrillo. –Fue la apostilla con la que pareció darles la señal para que nos dejaran a la DIOSA, Zeus y a mí, solos en la mesa. Entonces una mirada suya me autorizó a comerme mi pedazo, pero el de mad_sum fue Zeus quién de un brinco se lo zampó. Quizá el perro entendió que al dejar la mesa el joven perdía su derecho al pedazo de hamburguesa o quizá interpretó que el destinatario del menguado trozo no saciaría suficientemente el hambre sexual atrasada de la gordita Amparito y que cuando regresaran y la DIOSA conociera el fracaso por boca de su amiga, ese sería el castigo para mad_sum. No tengo duda, ese perro de cuatro patas, conoce mucho mejor que cualquiera de nosotros, sumisos o esclavos, la forma de pensar de nuestra DUEÑA. Pero lo cierto es que no fue así. Según me contó aquella noche, cuando estuvimos un instante solos él y yo, Amparito había quedado tan satisfecha de su lengua que lo premió sin que su amiga Nefer se enterara y en el mismo servicio de mujeres, con una hamburguesa para él solo. No habría hecho falta pues mientras la DIOSA comía su ensalada y su hamburguesa, me comentó que conocía
suficientemente a su amiga para que: –primero, se correrá sólo con ver la polla de mad_sum y cuando la trabaje, no creo que lo haga menos de tres veces más y segundo, lo premiará con una hamburguesa para él solo. En realidad por eso lo he elegido. Está mucho más delgado y es más joven que tú y necesita crecer, en kilos, pero sobre todo en sumisión. Le vendrá bien esa experiencia para hacerlo.
De nuevo mí DUEÑA me había sorprendido, por ello horas después, cuando mad_sum me reveló su secreto tuve que esforzarme en parecer no sólo sorprendido sino también preocupado por si la DIOSA se enteraba. Aproveché para reiterarle que si quería ser útil y apreciable a la DIOSA no cometiera indisciplinas y mucho menos a sus espaldas: –es algo que no te perdonará jamás.
Cuando el lunes, le conté a la DIOSA que mad_sum se había comprometido a no pasarse jamás de la raya, me acarició la cabeza, dándome a entender que estaba haciendo bien mi labor de tutoría en la sumisión de su ya apreciable cachorro madrileño.

A sus pies, su esclavo 24/7 y escritor.

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