viernes, 11 de octubre de 2013

Carta de un esclavo a su DUEÑA

Me gustan los días tristes, aunque a mi DUEÑA le disgusten, ELLA prefiere el sol, el calor, la luz, pero precisamente ese es el factor que más me place de esos días que amanecen apagados y que a muchas personas las llevan a sentirse tristes, alicaídas, preocupadas incluso hasta nerviosas. Me levanto motivado a servir más y mejor a la DIOSA a la que adoro, pues conozco la animadversión que esas jornadas le producen. Durante la noche me acerco, desde el minúsculo cubículo en que descanso, hasta su cama. Normalmente lo hago dos o tres veces. Le cubro el cuerpo para que no se quede helada, ya que a pesar de ser friolera por naturaleza no logra impedir a lo largo de la noche, moverse durante el sueño hasta quedar su cuerpo al descubierto. Y cuando amanece, sabedor que su despertar será poco amigable, me predispongo a avanzarme a todos sus deseos para lograr que su humor no la supere. Es algo que un verdadero esclavo debe estar dispuesto a “sufrir”. Le prepararé el desayuno con más esmero. Tendré su baño matinal dispuesto a la temperatura idónea. Escogeré la lectura que la motive para acompañarla mientras sueña sumergida en la agradable sinfonía de agua, luz y música que he dispuesto. La sorprenderé con alguna noticia que la estimule. Elegiré las prendas que más la puedan complacer para cuando desee moverse hacia Barcelona o prefiera quedarse relajada en su casa. Me preocuparé que su perro de cuatro patas tenga cubiertas sus necesidades. Y todo ello lo haré con alegría, desnudo de cuerpo entero, para que pueda admirar a su fiel perro de dos patas. Mis únicos aderezos, el collar que con tanto orgullo no he dejado de mostrar desde que me aceptó como a su esclavo y el aparato de castidad del que sólo me desprendo cuando ELLA lo decide. Me colgaré de una de las pequeñas argollas del collar, el flogger con el que más le gusta azotarme, para que si ocurriera a pesar de mi empeño, no lograr subvertir el mal humor que le producen los grises, pueda descargar su descontento en el cuerpo de su esclavo. Bendita ira cuando así decide recibir el nuevo día, pues confirmo que le sirvo, que le soy útil y aunque su apreciación sea a través del castigo, merecido o inmerecido, ese placer no hay quien me lo arrebate, pues no pasaré a ser prescindible para ELLA, algo por lo que lucho día a día, algo por lo que estoy dispuesto a todo, incluso a morir entre sus manos. Hoy ha amanecido gris y llueve y por tanto aparece ante mí, una nueva oportunidad de serle útil a mi DUEÑA. Bendita climatología que tiene a bien regalarme ese días tan llenos de posibilidades. Hoy lucharé porque la felicidad de mi DIOSA sea total. A sus pies siempre, su esclavo 24/7.

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